Hoy en día como en cualquier conexión interpersonal, la relación de una pareja, ya sea de noviazgo y sobre todo de matrimonio puede pasar por momentos de enojo, tristeza, dificultad, duda.
La relación de una pareja puede verse afectada por la falta de comunicación, objetivos en común, la falta de un proyecto de vida conjunta, desajustes sexuales, problemas emocionales o sociales, etc.
El matrimonio es una relación de convivencia cotidiana. En donde ambos tienen responsabilidades y compromisos. Es posible que se presenten conflictos que deterioren esa relación: distancia, infidelidad, pérdida, maltrato o abuso. Cual sea la situación, es importante que si no es posible superarlos por si mismos se recurra a buscar ayuda.
Estos conflictos pueden llegar al índole de la convivencia sexual, donde alguno de los dos, o los dos, pueden ya no encontrar el gusto y placer de compartir sus encuentros, la pasión y el cariño podrían ya no estar presentes, llegando incluso a perder el interés en la pareja del todo. Un acercamiento sexual tenso, forzado, y sobretodo sin amor, puede ser hasta dañino.
La terapia de pareja es recomendable para lograr tener una perspectiva que ayude a encontrar la forma de resolver los problemas de la manera mas objetiva posible.
El hecho de que se le llame terapia de pareja no implica por fuerza que quede reservada solo a parejas o matrimonios. Cuando se vive un proceso de separación como el divorcio también se puede recurrir a la terapia para entender de qué forma se esta relacionando con la pareja, superar el duelo por la perdida y la separación, y estar preparados para vivir de mejor manera la próxima oportunidad que se presente de vivir una relación.
Cuando una pareja presenta problemas y ya no funcionan como tal, existe un daño colateral: los hijos.
Los hijos aprenden más con el ejemplo que con cualquier palabra que se les pueda expresar. Si una pareja esta deteriorada, se presenta maltrato, golpes, insultos, y en general cualquier forma de abuso, los niños aprenderán de ese ejemplo insano. Y empezaran a formar el modelo que en el futuro los llevará a repetir eso que aprendieron con el ejemplo de los padres.
Es complicado dejar que “alguien más” se entere de los asuntos de la pareja, y aun más, que opine y recomiende qué hacer. Sin embargo, el resultado vale la pena al permitir que se recupere la confianza, la comunicación, la pasión, y puedan seguir creciendo como personas de una manera armoniosa, y puedan seguir siendo felices.
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