Cuando se ha perdido a un ser querido, es posible que se pase por todo tipo de emociones. Es probable que se esté triste, preocupado o asustado. Tal vez se esté preparado o no, impresionado o confundido. Tener sentimientos de enojo, engaño, culpa o simplemente un vacío. Las emociones pueden ser más intensas o más profundas que lo habitual, o estar entremezcladas de una manera que nunca se había experimentado.
La muerte es un asunto difícil para casi todos. La tendencia es posponer tocar el tema hasta llegado el momento. Por desgracia, cuando llega, se espera que los supervivientes tomen decisiones económicas, sociales y legales.
Para una persona afligida y no preparada, la presión de tomar esas decisiones puede parecer abrumadora. No tiene que serlo. La preparación es la clave.
Cuando ocurra un deceso, se debe llamar a una agencia funeraria o acudir a sus oficinas, donde se le asesorará sobre todos los trámites a seguir de acuerdo a las circunstancias del caso.
Es necesario el certificado médico de defunción para proceder a la inscripción de la muerte. Lo puede expedir el médico que ha tratado al enfermo o cualquier otro médico que reconozca al occiso.
El certificado de defunción es el documento oficial que acredita la muerte de la persona y que es necesario para la inscripción de la defunción en el Registro Civil.
Contenido formal del certificado. En el certificado deberá constar:
La identidad del médico que lo ha extendido y la referencia de su formación académica.
La identidad del difunto, con mención expresa de los documentos oficiales de los cuales el médico haya dispuesto para comprobarla o de la persona que los haya facilitado, la cual deberá firmar igualmente.
Es fundamental que desde el momento en que se produce la muerte, se localice el DNI o cualquier otro documento oficial por el cual se pueda comprobar la identidad del difunto. Este certificado médico tiene un requisito formal, necesariamente debe ser extendido en el formulario que edita exclusivamente el Consejo General de la Organización Médica Colegial, que fija su precio de venta. El certificado lo facilita la funeraria.
Es necesario apuntar que el certificado médico de defunción no será necesario cuando haya una sentencia o una orden judicial que afirme la certeza de la muerte. En este caso, será el órgano judicial que lleve las diligencias por la muerte, el que ordenará la inscripción en el Registro Civil, sin necesidad de más documentos.
Coste: Respecto a los honorarios del médico que expide el certificado, el Estatuto de la Organización Médica Colegial establece que la expedición del certificado es siempre gratuita. No obstante, el médico podrá cobrar por el acto consistente en la exploración del occiso y la comprobación médica del hecho de la muerte y su causa.
Cuando el deceso ocurra en una clínica u hospital: el médico tratante o de guardia deberá expedir el certificado de defunción.
Trámites ante la Agencia Funeraria.
En el lapso de tiempo en que se hace el traslado del familiar fallecido del lugar donde se encuentre ya sea hospital, domicilio o anfiteatro a las instalaciones de la funeraria, para su conveniente preparación. Un familiar de preferencia directo deberá presentarse en las oficinas de la agencia funeraria en donde recibirá asesoría sobre los trámites correspondientes.
La familia deberá proporcionar un cambio completo de ropa con el cual desean que se vista la persona fallecida.
Si el servicio es para inhumación, se deberá presentar el título de propiedad del panteón donde se desea sepultar a la persona fallecida.
En caso de requerir el servicio de cremación se le informara de las opciones en los hornos crematorios.
El personal le asesorará acerca de las publicaciones en los periódicos o notas luctuosas (spots) en los canales de televisión locales.
Se le informará la hora en que quedará instalada la persona en la sala de velación, para que se haga del conocimiento de familiares y amistades. Se le asesorará sobre los horarios para programar la misa de cuerpo presente o servicio religioso si así lo desea la familia, así como el horario de salida del cortejo.
La mayoría de las funerarias ofrecen paquetes de necesidad inmediata y a futuro, los servicios que te pueden ofrecer son los siguientes:
- Asesoría, atención y servicio las 24 horas.
- Trámites gubernamentales para obtener permisos de inhumación o cremación.
- Traslados del cuerpo en carroza.
- Arreglo estético del cuerpo.
- Ataúdes y urnas.
- Capillas o servicios de velación a domicilio.
- Traslados nacionales e internacionales.
- Cremación.
- Cómo hablar de la muerte a los niños.
La muerte de un familiar desestabiliza a toda la familia. Por eso es muy difícil lidiar con los sentimientos propios acerca de la pérdida, a la vez que ayudamos a los pequeños a comprender lo que sucede a su alrededor. Los niños son esponjas que absorben el estado emocional de su entorno. Cuando hay una muerte en la familia, perciben la tristeza y desolación que se expresa a su alrededor y necesitan la ayuda de los adultos para procesar los acontecimientos. No hay que tratar de ignorar o pretender que no pasa nada delante de los pequeños, porque sin duda alguna, saben que algo pasa a su alrededor.
Niños en edad preescolar.
En esta edad, los niños tienen dificultad para comprender que algo es para siempre. Es muy común que pregunten cuando la persona difunta va a volver, si podrán volver a jugar, pasear, etc. Hay que tener paciencia y explicarles una y otra vez que la persona difunta no va a volver, pero que continúa con nosotros en nuestros recuerdos.
La muerte, y, sobre todo la de un ser querido, nos deja a todos llenos de preguntas. ¿Por qué? ¿Qué pasa después de la muerte? Distintas creencias y diferentes familias tienen ideas y valores diversos acerca de la muerte y su significado. Es importante que se comparta con el pequeño las creencias, los valores acerca de la muerte de manera simple y apropiada a su edad. Se debe tener en cuenta que los valores que no se comparten con los pequeños, van a ser compartidos por otros que quizás piensan diferente.
Evita usar palabras confusas Es muy común usar expresiones como “perdimos al abuelo” o “el tío Juan se fue a dormir para siempre” con la idea de “acolchar” la representación de la muerte para los niños, pero el uso de estas palabras puede tener consecuencias muy negativas. Los niños pequeños tienen una manera de pensar muy concreta, si decimos “perdimos al abuelo” se sentirán aterrorizados de que realmente “perdieron” al abuelo y que quizás también lo pueden perder a él o ella. Igualmente, muchos niños desarrollan problemas para dormir después de oír que alguien se fue a dormir para siempre. La explicación debe ser concreta: que la persona murió o falleció. Puedes usar un vocabulario simple como “su cuerpo estaba muy, muy cansado después de muchos años y paró de funcionar.”
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