DE VIAJE
Así se titula un libro de Borges. Y no es para menos: Con su deslumbrante arquitectura urbana, mercados, ferias, jardines, conciertos, teatros y calles que te llevan de uno a otro asombro, en Buenos Aires la belleza no está entre cuatro paredes, sino corriendo libre y salvaje por las calles (donde por cierto es legal beber, sin molestar a nadie). La canción de Fito Páez es cierta: “cuando en el mundo ya no quede nada, en Buenos Aires la imaginación”.
No nos alcanza aquí el espacio para describirte todos los atractivos de la ciudad. Pero si vas con el tiempo contado, no deberías perderte al menos éstos (y son gratis).
Caminito. Un paseo peatonal que es, en realidad, un museo al aire libre. Es decir: una calle museo, con mucho tango, exposiciones, artesanías, cuadros y espíritu porteño.
La Recoleta. Sólo este barrio ya vale el viaje. Aquí está la Iglesia del Pilar, el Palacio Nacional de las Artes, uno de los cementerios más famosos y bellos del mundo, la Floralis Genérica (una inmensa estatua de acero en forma de flor, cuyos pétalos se abren y cierran según la hora) y un montón de actividades culturales y mercados.
Reserva Ecológica. Un espacio verde dentro de la ciudad: 350 hectáreas (¡!) de naturaleza, con lagunas, bosques y más de 200 especies animales.
Paseo de la Historieta. Este circuito rinde homenaje a los grandes maestros y personajes del cómic argentino: Quino (Mafalda), Oesterheld (El Eternauta), Oski, Enrique y Alberto Breccia, Liniers…
El Ateneo Grand Splendid. El diario británico The Guardian lo eligió en 208 como la segunda librería más importante del mundo: libros, cómodos sillones, buena música, belleza por todas partes.
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