Capital del Gran Ducado, ciudad pequeña a la que le han llegado a llamar ciudad de los puentes, por sus 110 puentes.

Con un paisaje fresco y montañoso, Luxemburgo ofrece una estancia tranquila, relajante e histórica.

Luxemburgo, a pesar de su reducido tamaño ofrece un gran abanico de posibilidades y lo mejor que puedes emprender es una excursión por la ciudad,  perderse por las calles comerciales y medievales, por los boulevares, por las plazas animadas de la ciudad o por los parques tranquilos y acogedores.

Visitar los museos, ir a conciertos, al teatro o incluso mezclarse por la noche con los habitantes, en locales tradicionales o de moda; recorrer a pie o alquilar una bicicleta y pasear por lugares bellísimos.

Estancias

Una de las importantes tareas antes de comenzar un recorrido es hospedarse, los hoteles suelen ser sencillos, pero limpios y arreglados;  tienen un ambiente  poético y campestre, con una oferta de alojamiento comparable con cualquier capital Europea. Los mejores hoteles recomendados son: Hotel Mercure Luxembourg Centrem, Hotel NH Luxembourg y uno de los más especiales Hotel Albert Premier que tiene una perfecta combinación entre decoración y excelencia en el servicio hacen de este hotel uno de los mejores de la ciudad.

Panorama

Luxemburgo ha sido una ciudad de lujos, como El Palais Grand Ducal o Palacio de los Grandes Duques, adornado con leones preciosos de bronce; ha sido la residencia oficial de la familia real desde 1890. Es una ciudad de arte, con dos museos dignos de visitar: el Museo Nacional de Arte y de Historia, con una buena sección de arqueología y una colección de escultura y pintura antigua y moderna, y el Museo de Historia de la Villa de Luxemburgo.

Luxemburgo ofrece a los visitantes todas las ventajes de una capital sin los inconvenientes de una gran ciudad.

El punto más turístico de la ciudad es la Chemin de la Cornise, que en un espectacular paseo excavado al borde  del río Alzette. En la parte más alta se sitúa la antigua fortificación española que dominaba la ciudad, justo bajo esta fortificación se encuentra el conocido “Le Bock”, un malecón rocoso excavado, y lleno de laberintos con aposentos y miradores, desde los que en su día se protegía a la ciudad, dentro aún se mantienen algunos de aquellos cañones; El viaducto de Passerelle une la estación con el valle del río Petrusse, actualmente convertido en un hermoso jardín. Al final del viaducto se encuentra el Monument de la Solidarité Nationale y a su derecha algunos de los restos de las antiguas fortificaciones de la ciudad en la típica forma de bloque conocidas con el nombre de Citadelle du St-Esprit. En la Place de la Constitution, dominada por la llamativa y dorada Gëlle Fra (Mujer de Oro) monumento construido en recuerdo de la guerra, se ubica la entrada a las famosas casamatas excavadas en las fortificaciones rocosas de Petrusse; en cuyo interior existen algunos cuarteles, mataderos, panaderías y un profundo manantial.

La catedral Nôtre-Dame, ubicada en la calle del mismo nombre, es de estilo gótico tardío y destaca por sus tres agujas,  se inició en 1613 y en el interior alberga una bella galería de órgano barroca de Daniel Muller.. Frente a ella se alza la Place Guillaume, donde se erige el Ayuntamiento y en la que los miércoles y sábado hay mercado y se llena de multitud de puestos en los que comprar todo tipo de productos alimenticios.

De compras

En el país se pueden adquirir maravillosos trabajos hechos de cerámica tradicional en azul y gris, cristal, porcelana y objetos de peltre, de la fábrica de cristales Villeroy & Boch, en Septfontaines; también son típicas las “taaken”, miniaturas de hierro colado con escenas de Luxemburgo en bajo relieve que se pueden comprar en las tiendas de regalos y souvenirs. Una especialidad regional es la alfarería de Nospelt, donde en agosto se realiza una exhibición de los trabajos que dura quince días.

Gastronomía

En el centro de Luxemburgo por la Rue Phillipe, encontramos Place d’Armes donde la gastronomía típica se hace un toque del cielo. La gastronomía combina elemento de la cocina alemana con el refinamiento de la cocina franco-belga, entre los platillos típicos se encuentra el Judd mat Gaardbounen, que es el cuello del cerdo ahumado y servido con alubias, Cochon de lait (lechón en gelatina) y Jambon d’Ardennes ( famosos jamón ahumado de las Ardenas). En los postres en algunos restaurantes podrá degustar la omelette souffléeau kirsch (tortilla flambeada al kirsch) y algunos de ellos se preparan con licores locales.

Curiosamente comer en Luxemburgo no es muy caro, podrá encontrar lugares en el casco antiguo, estilo autoservicio, donde puede comer a buen precio. Otra buena opción son los restaurantes chinos, en general los orientales, que tienen menús por pocos euros

Vida Nocturna

La mayorías de los bares cierra a las 12 de la noche y las discotecas a las 3 de la mañana. Luxemburgo, no es el mejor sitio para salir de parranda. Por la tarde, lo mejor será una copa de vino de Mosela, en la terraza de un café y un bonito paseo a la luz de la luna.

Sociedad

Se dice que lo que caracteriza a los Luxemburgueses es su franqueza, su sencillez y su sentido de la hospitalidad. Su particularidad está impregnada en la historia del país, de los esfuerzos y sacrificios que una nación ha realizado para su independencia y del contacto permanente con los países vecinos y su cultura.

Así como variados son sus paisajes, son numerosos los dialectos y costumbres de sus habitantes. Los Luxemburgueses trabajan duro, pero también saben saborear los placeres de la vida; les gustan las fiestas, la compañía y no desprecian ni una copa de vino del Monsela, uno de los mejores del mundo y que ellos producen, ni una de sus numerosas especialidades culinarias.

El clima experimenta una gran diferencia de temperatura entre el día y la noche, y entre las estaciones. Suele ser lluvioso y húmedo.