El Día de la madre es una celebración que tiene sus raíces en culturas antiguas como la griega y a su vez ha ido expandiéndose y cambiando a través del tiempo. Festejar a la madre, más allá de los regalos o de las reuniones familiares, es también un reconocimiento a la mujer, a sus logros y a su gran importancia dentro del engranaje social, lamentablemente esto a veces, por diversos factores, pasa desapercibido. La figura materna hace acto de presencia para poder visualizar distintos aspectos que afectan el campo académico, laboral o familiar; según datos del INEGI hay poco más de tres millones de madres solteras que son trabajadoras y principal sustento de su hogar, asimismo más del 90% de ellas realizan distintas actividades además de atender su empleo y muchas de ellas estudian alguna carrera universitaria. Cabe señalar que un gran porcentaje de las madres solteras deciden separarse de su pareja debido a la violencia o al maltrato psicológico.
Actualmente la imagen que se tiene de una madre ha cambiado en comparación de décadas pasadas, mucho de esto tiene que ver el empoderamiento de la mujer en distintos campos, así como la lucha por la equidad de derechos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos porque dicha equidad se logré, hay todavía demasiado terreno por recorrer y sobre todo obstáculos que derrumbar. El Día de la madre, tal como lo conocemos en la actualidad, surgió por el homenaje que Anna Marie Jarvis le rinde a su madre, la activista social Anna Maria Reves Jarvis; tal evento tenía, en un principio, la finalidad de hacer conciencia de las problemáticas a las que se tenía que enfrentar cualquier mujer en cuestiones de trabajo y salud en la primera década del siglo XX.
Como podrás ver, el Día de la madre es algo más que obsequios costosos y mensajes por celular, es también un llamado a la reflexión para valorar aún más a quien nos dio la vida.
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