VIAJE | Mardi Grass: un carnaval con mucha historia y cultura
MUNDO
Su nombre significa “Martes graso”. Se celebra en Nueva Orleáns, Luisiana, y es uno de los mejores carnavales del mundo, junto al de Río de Janeiro y al de Venecia.
Nueva Orleáns fue una localidad de esclavos africanos fundada por colonos franceses. Hoy día, sin embargo, es una de las ciudades multiculturales más representativas no sólo del sur de EEUU, sino del mundo entero. Es conocida, sobre todo, por sus festivales, su música y su cocina. Ahí nacieron músicos de jazz como Louis Armstrong y Wynton Marsalis; o escritores de la talla de Tennesse Williams, John Kennedy Toole y Anne Rice. Así pues, no es de extrañar que su Mardi Gras sea una fiesta con una peculiar huella histórica y cultural.
Aunque por extensión se le llama así a todo el Carnaval, el nombre Mardi Gras se refiere sólo al último –y mayor– desfile celebrado el día anterior al Miércoles de Ceniza (inicio de la Cuaresma), cuando un ciento de coloridas carrozas desfilan a lo largo de 8 km por la céntrica avenida St. Charles, en medio del jolgorio de 4 millones de personas –ataviadas con elegantes y/o divertidos disfraces– que abarrotan la ciudad para ser parte de la mítica fiesta.
Desde que se celebró el primer Mardi Gras, en 1857 (otros dicen que desde un siglo antes), sus colores tradicionales son el púrpura (justicia), dorado (poder) y verde (esperanza).
Como casi todos los carnavales, el exceso es parte de su encanto. Ya se sabe: nudistas, alcohol y fiestas que van de sol a sol, principalmente en el barro francés de la ciudad. La población local suele ser tolerante, hasta cierto punto. Pero conviene no perder de vista que fuera del barrio francés, el Mardi Gras es una celebración familiar y su encanto no requiere los excesos. Nomás –eso sí– lo adornan.
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