Muchos de nosotros podemos recordar algo que continuamente nos preguntaban desde que tenemos uso de razón: ¿Qué quieres ser de grande? Y en ese momento, llovían los títulos por doquier: ¡Doctor!, ¡Bailarina!, ¡Maestra!, ¡Presidente!, ¡Futbolista!, ¡Astronauta! La lista era interminable. Al paso del tiempo contamos con millones de seres humanos que se desenvuelven en una inmensa diversidad de oficios y profesiones.

Los que se desenvuelven en el campo que los llena plenamente son muy afortunados; aquellos que no, probablemente son buenos en lo que hacen o de plano no dan una… y nos referimos únicamente a la parte “técnica”.

En una sociedad en la cual es de suma importancia saber qué quieres ser, se nos olvida algo que hoy en día es crucial para criar y educar a las generaciones más jóvenes. Necesitamos practicar y educar en la felicidad. Criar y educar en base a la pregunta: ¿Quién quieres ser?

El conocimiento es importante, el aprender es importante; pero, mientras más sabemos, más nos definimos con base en eso y, en consecuencia, nos alejamos más de lo que en realidad somos y podemos llegar a ser.

¿Quién quieres ser?, ¿Que calidad humana tienes?, ¿Somos congruentes? Somos doctores, maestras, psicólogos, funcionarios públicos… y eso probablemente responde a la primer pregunta. ¿Y de que me sirve tener esa respuesta si no soy feliz en lo que hago, si soy deshonesto, si  no soy una persona de bien?

Y no es fácil, pero tampoco imposible. Lo que no se hizo, pues ya no se hizo. La gran ventaja es que contamos con las nuevas generaciones para poder encaminarlas, no sólo en ser buenos profesionistas, sino principalmente ser personas de bien que se preocupan por su entorno.

Nos hacen falta más bailarinas, más pintores, más músicos, más artistas; mamás y papás, no solo proveedores de bienes y comodidades. Maestros entregados y creativos, doctores con empatía y un interés profundo por las personas a las que atienden, psicólogos que no crean que lo saben todo, arquitectos para el espíritu, sanadores del alma, futbolistas, domadores de cocodrilos, ingenieros de la risa, políticos de la verdad; economistas de la calidad (no de la cantidad), científicos del amor… No sé si sería así un mundo mejor, pero síque sería uno muy diferente al que hemos construido… Y tú,  ¿Quién quieres SER? 

Centro de Actividades Psicológicas Serendipity

Psic. Rodrigo Medina G.

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