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COMUNIDAD | Tiempos modernos
Algunas personas debemos aspirar y exhalar varias veces antes de asomamos a los mensajes escritos de nuestros hijos. Ya sabes: esos textos de cinco palabras o menos, con un nivel de encriptamiento digno de espía alemán de la Segunda Guerra. Sin embargo, antes de arrojarnos al suelo a implorar ¿por qué, Señor, nos has abandonado?, deberíamos recordar que el lenguaje adolescente no es sólo una herramienta de comunicación, sino identidad y reconocimiento. Y el universo digital al que se enfrentan ofrece y exige al mimo tiempo un lenguaje propio.