“Ya, ahorita en cinco minutos lo hago”, “Sí, ya voy, sólo veo este video”, “Sé que urge, pero déjame tomar un respiro”, “Me pondré al corriente, después de ver esta serie”, “Me pidieron esto para hoy, pero ¿ya viste el nuevo trailer de esta peli”: son algunas de las frases, o pretextos, que solemos pronunciar en el trabajo, en la escuela o en la casa. De alguna manera postergamos los deberes, quizá por un sentido de comodidad, de miedo a confrontar o porque en el fondo tal vez no estamos tan convencidos de que nuestro oficio realmente nos gusta. Procastinar es aplazar responsabilidades, algo así como un duende que se aparece de vez en cuando en nuestra rutina y nos hace sustituir algunas tareas con acciones más placenteras o triviales, y es que caer en esto es tan común como cualquier otra actividad cotidiana. A hora bien, ¿qué podemos hacer para confrontar este fenómeno que más de una vez nos ha dejado en la deadline o con muchos proyectos en el archivo?
A) Establece un horario de trabajo para cada uno de tus pendientes.
B) Mantente alejado de las distracciones.
C ) Fíjate una meta en la que puedas realizar tus actividades sin consultar el celular ni algún portal de internet ajeno a tu trabajo.
D) Escribe una lista de las cosas que harás en el día y pégala a un lado de la computadora o en algún otro sitio sumamente visible para ti. Ve tachando una por una, cada una de tus tareas realizadas.
Como verás, la procastinación es algo por lo que pasamos todos y la mejor manera de lidiar con ella es llevar una disciplina que nos haga más efectivos en nuestro trabajo, sin caer en el aburrimiento o en las premuras. Por eso recuerda: la procastinación también afecta a tu tiempo y esfuerzo.
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