MISTICISMO
Seguramente, tanto en series como en películas, has visto a hombres o mujeres convertirse en animales salvajes o viceversa. Tanto en la literatura, como en el cine, vemos que esta conexión involucra no sólo lo afectivo, existe a su vez algo de misticismo, de espiritualidad e incluso, para algunos, magia o fuerzas ocultas que operan desde la clandestinidad o desde los malos designios. La materia oscura, de Philip Pullman, o La canción de fuego y hielo, de George R. R. Martin, son algunos ejemplos en donde las personas establecen un vínculo con la naturaleza y sobre todo con los animales, dentro del terreno de la fantasía. En México, esta conexión es conocida, en el centro y sur de país, como nahual. Aunque dotada de múltiples significados, la palabra nahual se utiliza para nombrar a aquellos que por cuestión de hechicería logran transformarse en otro ser. En la cosmovisión prehispánica, el nahual está también vinculado al conocimiento, a los cinco elementos, a las visiones del pasado o del futuro.
Dentro de la cultura maya, cada individuo, desde su nacimiento, está bajo la protección de un animal, cuya presencia suele manifestarse en alguna virtud o característica sobresaliente. Bajo la mirada de quienes los guían, los mortales ven el mundo y se adentran en él, un espacio oscuro, siempre violento, pero que se va iluminando poco a poco con la compañía de un quetzal, un mono o un tigre. Pero a pesar de las concepciones fuertemente arraigadas en la naturaleza, el nahual suele relacionarse con las fuerzas del mal, con aquello que corrompe y aleja del buen sendero.
Las historias donde se involucraba a estos seres parecían extintas y únicamente recordadas en las pláticas de los abuelos, ahora a través de diversas versiones, similitudes y/o apropiaciones, parece ser que han vuelto al imaginario colectivo, o quizá nunca se fueron y han estado siempre ahí, en nuestros sueños.
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