Es una ciudad pequeña de calles tranquilas en donde uno se puede perder y encontrar fácilmente, repletas de monasterios de paredes encaladas, de gentes sin prisa, con poco tráfico. Un aroma en el que se confunde la cocina tradicional asiática con la influencia de la cocina francesa y un paisaje que está regido por la imponente presencia del Mekong.
Al igual que en el resto del país, se escalonan breves terrazas de cultivo donde monjes y mujeres cultivan verduras y hortalizas de temporada. Se nota que Vientián es la capital de uno de los rincones más olvidados y desconocidos de Asia, hacen de esta capital una increíble excepción al ajetreo en el que se vive en otras capitales del sudeste asiático.
Sus principales lugares de interés turístico son sus pacíficos monasterios budistas y los monumentos que rodean las calles centrales de la ciudad. Vientián ofrecerá una mezcla de costumbres junto a la abundante presencia de la colonización francesa. Incluso existe una réplica del Arco del Triunfo llamado Patousai, y que se halla al final de la avenida principal.
Aquí no podrás visitar monumentos increíbles ni museos únicos. Pero de lo que no hay duda es que la ciudad invita a quedarse, a diferencia de las grandes metrópolis asiáticas de los países vecinos. Lo que también podrás hacer a gusto es pasear a orillas del Mekong o por sus tranquilas calles interiores, meditar sin hacerle caso al tiempo en uno de sus templos y monasterios o sobrecogerte en Pha That Luang, una estupa de tres pisos, la más imponente del país y símbolo nacional. También puedes visitar el parque de Buda, también conocido como Parque Xieng Khuan, un parque de esculturas localizado 25 kilómetros al suroeste de la ciudad. Es precioso ya que el parque está bañado por el río Mekong, y contiene más de 200 estatuas hinduístas y budistas. Este parque fue construido en 1958 por Luang Pu, sacerdote integrado en el hinduísmo y el budismo, y que posteriormente tuvo que huir de Laos a Thailandia con la revolución de 1975. Allí en Thailandia construyó otro parque de esculturas, el Sala Keoku, en Nong Khai. Las estatuas están hechas de cemento, y a veces aparecen adornadas con extraños diseños. Parecen que tienen siglos de antigüedad, pero no es así. Hay numerosas esculturas de Buda, seres humanos, dioses, animales y demonios. Una de las más notables se asemeja a una calabaza gigante. Consta de tres niveles diferentes, representando el Cielo, el Infierno y la Tierra. Los visitantes pueden entrar a través de una apertura que es la boca de un demonio, de tres metros de altura, y subir las escaleras que van desde el infierno al cielo. Desde la parte de arriba se puede ver una preciosa panorámica de todo el parque.
Y hablando de templos, otros que no se pueden pasar por alto y que se merecen una visita son los siguientes:
Wat Si Saket: Es el templo más antiguo de Vientián. Construido en 1818, alberga cientos de imágenes de Buda, hechas en piedra, madera, plata o bronce.
Haw Pha Kaew: Antiguo templo real, se construyó para albergar al Buda Esmeralda, uno de los objetos más sagrados del sudeste asiático.
Templo Wat Si Saket: El único templo que escapó de la destrucción masiva de las tropas tailandesas en el siglo XIX. Este monasterio ha sido testigo de numerosas celebraciones reales. Los franceses restauraron el templo en 1924. Cuenta con más de 2 mil imágenes en cerámica y en plata de Buda, además de albergar también un museo.
Si quieres hacer algunas compras, aprovecha tu estancia aquí, encontrarás mercados que ofrecen una extensa gama de artículos de ropa, objetos de recuerdo y productos locales, como la Siina, la ropa nacional femenina de Laos. Se puede adquirir productos artesanales de todo el país, entre los que destacan la artesanía tribal, la joyería y la escultura. Las zonas para realizar compras son Thanon Samsenthai, al oeste, el Thanon Pang Kham, y el mercado Matinal.
En Vientián tendrá buenas oportunidades para realizar actividades al aire libre. Usted puede ir en kayak, rafting, bicicleta o senderismo en el campo.
Comer
Vientián también alberga numerosos restaurantes y bares junto al río. Ofrece un montón de cocinas disponibles, desde la tradicional cocina de Laos, tailandesa, china, francesa, hasta la comida rápida occidental.
Lo tradicional: El pan indispensable en la mesa es el khao niaú (arroz aglutinado), es el acompañamiento de platos como: tam mak hung (ensalada de papaya), mok (locro espeso de bambú y cerdo, envuelto en hojas de banano), lap (ensalada de carne de vaca), lap cín (pescado), lap pa (langostinos), lap kung, cín lot (bocados de carne fritos) o ping kai (pollo asado), son platos con aromas característicos.
Con respecto a los platos dulces se hace presente el khau niaú, acompañado de leche de coco; con azúcar, frutas e ingenio, resultan postres como: khau sankañaa (arroz preparado con coco acompañado de: bocados de mango o flan de coco), khau niaú kap mak thua dam (arroz con frijoles negros), mak kuai thoght (bananas fritas), khau tóm (bocados de arroz y mani), luom mix (leche de coco con frutas).
Y es que Vientián es la puerta de entrada a una diversidad cultural, y en la actualidad sigue siendo uno de los países turísticamente hablando más desconocidos.
Consejos:
Laos es un país eminentemente budista, por lo que les recomendamos seguir un estricto protocolo de formas y maneras. Para visitar cualquier templo, museo o dependencias oficiales, es recomendable llevar pantalones y mangas largas. Son muy apreciadas las mujeres turistas que salen a la calle y se colocan la Siina, la vestimenta tradicional de las mujeres de Laos.
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