El pasado llegó para quedarse
El pasado de alguna manera nos da la pauta de lo que pasa en el presente. Dicen por ahí que uno regresa a los lugares donde alguna vez fue feliz, y esto es algo que ocurre no sólo con algunos recuerdos o evocaciones, sino también con aquellas costumbres u objetos que detonan nuestra emotividad. Lo vintage involucra algo más que simple nostalgia, es también una reapropiación del gusto por lo clásico o por aquello que de alguna manera no pasó de moda, simplemente tomó un descanso y dejó que el tiempo le diera un mayor valor, una mejor imagen. Siguiendo la tradición de los vinos, la ropa y los accesorios vintage perfeccionan su imagen e impacto a través de los años. Aquel vestido de la abuela, aquellos aretes que tu madre usó en su graduación, aquellos zapatos de charol que el tío lucía en los bailes de fin de semana, aquel sombrero del abuelo o la ropa que tu vecino muestra en su venta de garaje, pueden ser ahora el último grito de la moda y convertirte en un punto de referencia cuando tus colegas hablen de estilo.
Y es que hoy más que nunca el pasado parece ser convocado en las pasarelas, en las fiestas, en el bar o hasta en las celebraciones familiares. La nostalgia parece ser sólo un pretexto para que objetos de décadas pasadas sean ahora revalorados por el gusto de las nuevas generaciones. Sin duda en tu salón de clases, en la oficina, en el gimnasio o en las reuniones con tus amistades hay alguien cuya preferencia, a la hora de vestirse, tiende al uso de camisas, pantalones, lentes o bufandas que parecen salidos de alguna película de Mauricio Garcés, o que escucha música en discos de vinyl y acostumbra a llevar bolsos de los años 60s. La tendencia vintage suele retomar elementos de temporadas añejas para que el presente les de una nueva vida y las generaciones actuales establezcan un vínculo con el ayer.
Por lo tanto, si buscas ser una novedad en la fiesta, sólo tienes que buscar en el guardarropa de tus padres, puede ser que ahí encuentres el look adecuado.
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