Jordi Muñoz, un joven mexicano de 27 años, originario de Tijuana, apasionado de la computación que soñaba de pequeño con ser piloto, inició en 2007 su aventura tecnológica, desde la cochera de su casa, fabricando aviones no tripulados de forma artesanal, con lo que sembró la semilla de lo que hoy es una floreciente empresa: 3D Robotics.

Jordi se sobrepuso a varios obstáculos, ya que después de intentar dos veces entrar a la carrera de Ingeniería Aeronáutica en el Instituto Politécnico Nacional en la Ciudad de México y no conseguirlo, decidió regresar a Tijuana y luego a Estados Unidos.

Jordi derrocha su talento en 3d Robotics; la fábrica de drones no militares que lo ha hecho famoso.

Su interés por los drones inició a través de los foros de internet, como el blog DIY Drones. Ahí atrajo la atención de Chris Anderson, editor en ese entonces de la revista tecnológica Wired, y quien lo contactó luego de quedar impresionado al ver un video en el que Jordi guiaba a través de un control de Wii modificado un drone. Anderson financió la construcción de 40 drones que se vendieron el mismo día que salieron a la venta.

A partir de entonces el joven tijuanense, quien está por graduarse de ingeniero en computación en la Universidad DeVry University San Diego, ha logrado cimentar su empresa 3D Robotics, misma que el año pasado generó 10 millones de dólares en ganancias. Entre sus clientes se encuentran empresas como Walt Disney, Boeing y la NASA.

La empresa cuenta con oficinas en San Diego, Berkeley y Tijuana y tiene 180 trabajadores, muchos de ellos, ingenieros de origen mexicano.

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