Si pensabas que los humanos somos los únicos en recurrir a sustancias que alteren nuestros sentidos, estabas equivocado, en la naturaleza hay muchas especies a las que les gusta ver el mundo de colores y vivir emociones extremas.

En Australia descubrieron que los wallabys estaban saltando más de la cuenta, la razón era que estos vándalos entraban a las plantaciones legales de amapolas comiéndose la cosecha. Estos graciosos animales, muy parecidos a los canguros pero de menor tamaño, al comerse las flores de amapolas eran presa de sus efectos y comenzaban a brincar en círculos como locos.

En el Amazonas crece una enredadera muy conocida por los chamanes y curanderos, la Banisteriopsis caapi, con la cual se prepara el brebaje conocido como Ayahuasca, que tiene efectos enteógenos, quienes lo han consumido afirman que su pensamiento es más lúcido, se cambia la percepción del entorno y que la conciencia se altera. Imagínate el asombro que causó el descubrimiento de que los grandes felinos del Amazonas, los jaguares, consumen esta planta, se cree que con ella aumentan su visión.

Los caballos también consumen una que otra planta que altera sus sentidos, como las que son ricas en una sustancia llamada swainsonina, que les produce “locoísmo”. Bajo los influjos de este tipo de plantas, los caballos, sufren alteraciones en su estado de ánimo, pasan de la depresión a la excitación, su mirada se pone estática o sufren de ceguera.

Se cree que la swainsonina puede ayudar en el tratamiento contra el cáncer, sin embargo, los últimos estudios han sido poco alentadores

Los humanos no son la única especie que se aprovecha de los efectos que ciertas sustancias causan en el organismo, sin embargo, se están haciendo investigaciones para saber si los animales las consumen a conciencia o no saben lo que hacen.