FAMILIA

¿Has visto asomar bajo el sillón una cabeza diminuta? ¿Has besado el piso por culpa de una llantita suelta? ¿Los has visto desparramarse en cajas y repisas, en el baño, la sala, y cualquier sitio de la casa y hasta de la oficina? Entonces ya sospechas que, tal vez, tus peques tienen demasiados juguetes.

Quizá eres de los que se tientan el corazón al ver a sus peques derretirse frente a un escaparate rebosante de fantasías. No obstante, los demasiados juguetes tal vez envíen el mensaje equivocado. No sólo es amor lo que reciben, sino exceso. Y a la larga, es probable que tus hijos no aprendan a otorgar valor y significado a los gestos de cariño, ni a tolerar la frustración. He aquí lo que aconsejan los expertos en el tema de los juguetes.

Ni muchos ni ninguno. El juego es la principal herramienta de aprendizaje con que cuenta la infancia. Y el juguete es una herramienta imprescindible, lo mismo si es un palito que un helicóptero diminuto. Dales juguetes, pero no demasiados. Ponte de acuerdo con tu familia, con Santa y con los Reyes.

Creatividad. Invita a tus peques a explorar posibilidades: que jueguen sus juguetes de todas las formas posibles.

Elecciones. Enséñales a elegir cuidadosamente el juguete que más quieren. Que sopesen posibilidades, horas de juego y disponibilidad. Todo en la vida se trata de elecciones.

Videojuegos. No son perjudiciales si no fomentan el aislamiento y los combinan con otras actividades lúdicas.

Cuidado. Motívalos a ser responsables de cuidar y guardar sus juguetes.

Adiós. Que donen o vendan los juguetes que ya no utilicen, siempre que estén en buenas condiciones. Seguro para alguien más, aún les quedan muchas horas de alegría.