Grandes emociones rodean a la ceremonia de clausura del Mundial. No sólo por saber quién será el campeón, sino por antiguos temores aún vivos para la afición carioca.

El 16 de julio de 1950 es un día que quema en el corazón de la afición brasileña: “El Maracanazo”, la célebre derrota de Brasil ante la selección de Uruguay, en su propia casa, en Río.

A las 16:45 del 16 de julio de 1950, el árbitro silbó el final del partido de campeonato, con un 2-1 en contra de Brasil. Luego de lo cual ocurrió lo inimaginable: el silencio. Ni la banda de música ejecutó pieza alguna. La Copa del Mundo fue entregada a los uruguayos en medio del silencio, apenas roto por los ahogados sollozos de una hinchada brasileña herida en lo más hondo.

Quiso el destino que 64 años después, la final del Mundial 2014 se celebre, precisamente, en el mismo estadio que dio origen a la mayor vergüenza futbolística de Brasil.

El Estadio Maracaná. A pesar de los temores, el espíritu de júbilo carioca es difícil de vencer y el Maracaná es también sinónimo de fiesta. A las 4 pm del 13 de julio, el árbitro dará ahí el pitazo inicial del partido que definirá al campeón de Brasil 2014, ante más de 100 mil espectadores y cientos de millones de televidentes.

El balón. La pelota de la final será una variación estilizada del Brazuca, el balón oficial del Mundial. Pero con un dibujo de líneas doradas, como símbolo del título mundial.

El show. Cualquier 10 de mayo en un kínder es capaz de ofrecer emociones más fuertes que las surgidas de la inauguración de Brasil 2014. Esperamos que la clausura sea mejor. Pero quién sabe. Ninguna de las dos ceremonias fueron organizadas por artistas cariocas, sino por dos belgas: Daphne Cornez y Fabrice Bollen.

Sin embargo, el plato fuerte en la Gran Final será la presencia de Carlos Santana y el artista brasileño Alexandre Pires, junto con el artista haitiano Wyclief Jean y el DJ sueco Avicii, quienes interpretarán el himno oficial de Brasil 2014, titulado “Dar um Jeito” (We will find a way, en inglés), una expresión carioca que significa encontrar un camino para superar los obstáculos.

Ojalá que los belgas logren eso: “dar um jeito”.