“Hacer el amor con amor” es mucho más que sólo “tener relaciones”
La razón de ser de las caricias es alistar el momento con tácticas sensuales, en las que los pensamientos, nuestro cuerpo, la energía, y todo nuestro ser, tengan como finalidad preparar el ambiente y hacer que la temperatura suba.
Las caricias entonces deben ser bien realizadas para ser disfrutadas. El lóbulo de las orejas es una de las zonas erógenas de los humanos, acariciarlo con los labios suavemente causa sensaciones sublimes.
Las caricias preliminares hacen la diferencia
El cuello es una zona impresionante si de iniciar se trata. Con la punta de la nariz, aspirando y exhalando suavemente, se le dará al cuello el masaje más sorprendente que relaja y lleva al éxtasis a cualquiera.
Las cejas y los ojos son zonas tan sensuales que con sólo rozar lentamente con las uñas, alrededor de las propias cejas y los párpados, pueden erotizar a cualquiera. Puedes incluso dar pequeños besos con un roce muy delicado de labios.
El interior de los muslos es otra zona erógena a veces inadvertida
El interior de los muslos es otra zona erógena que muchas veces se pasa por alto. Las yemas de los dedos casi flotando, o las uñas en un roce apenas perceptible, de arriba a abajo y viceversa, es la forma ideal para explotar la sensibilidad de tu pareja. Esta es una zona muy sensible a las caricias.
La lengua es un arma increíble para las caricias sensuales. Descubrirla abre la puerta a un sinnúmero de sensaciones inusuales, ya que en ella se encuentran tantas terminales nerviosas que sólo con un roce son capaces de detonar la parte erótica que no conoces o has ocultado.
Si quieres que él enloquezca de placer roza sus pompas con un solo dedo
Los glúteos son un territorio un tanto inexplorado. Jugar con las pompas es prodigioso, tanto para quien acaricia como para quien recibe la caricia.
Todas las zonas de tu cuerpo pueden convertirse en puntos clave de descarga de energía erótica. Esto sucederá siempre y cuando sigas las siguientes reglas:
- Acaricia suave, delicado y tómate todo el tiempo para hacerlo.
- Acaricia con las yemas de los dedos de la mano o del pie, pero siente cada centímetro que tocas.
- Araña con suavidad. Las uñas son magníficas si de caricias se trata, y sobre todo en la espalda, pompas y muslos.
- Usa la lengua. Sentir su suavidad húmeda enloquece a cualquiera.
- Usa los dientes, pero con precaución. No se trata de morder, sólo de estimular los deseos eróticos.
- Brinda pequeñas “nalgaditas”, son muy excitantes cuando se dan con suavidad, ya que activan la sangre e incitan al juego del placer.
Las caricias prohibidas no existen cuando una pareja establece hacer el amor. No importa en qué parte del cuerpo se hagan. Mientras más suaves y lentas sean más eróticas resultan.
El mundo de las caricias es pleno y lleva a conocer lugares energéticos en nuestro cuerpo que no imaginamos. Ese mundo es placentero y excitante. Esa es la parte medular de la diferencia entre “hacer el amor con amor”, o simplemente “tener relaciones”.
Fotografía: Mikheeva Catherine
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