PSICOLOGÍA

¡Jajajá! 

Contraemos y distendemos sin control más de 300 músculos, sufrimos espasmos de asfixia, nuestra presión se eleva, lagrimeamos y nuestro rostro enrojece, a veces, hasta el púrpura. ¿Crees que hablamos de una violenta reacción alérgica? Te hablamos de la risa.

Se dice que la risa alguna vez fue usada como método de tortura, pero sería muy raro (ojo: no imposible) que causara la muerte a alguien. En cambio, reír suele traernos muchos beneficios: estimula el sistema inmunológico, aporta oxígeno al cerebro y aumenta nuestro umbral del dolor, entre otros.

¿Pero por qué reímos? 

Nadie lo sabe a ciencia cierta. Existen varias teorías, y todas ellas podrían tener algo de razón. Desde las que opinan que la risa es una respuesta de alivio a una gran tensión, o el resultado de una incongruencia detectada, o incluso una forma de hacer y reforzar relaciones humanas; hasta aquellas que señalan que la risa es un mecanismo de poder y dominio sobre el resto.

En cualquier caso, casi todos los estudios refieren que aquello que nos hace reír depende tanto de las experiencias personales (el humor está íntimamente ligado al desarrollo cognitivo), como de nuestra época y cultura.

Ésa última, por cierto, es una idea que más que risas, genera confrontaciones, especialmente en redes sociales, un lugar donde no se puede saber si la otra persona ríe o no, si usa un tono de broma o no, si la risa es buena o, al igual que los favs y los emojis, también es fingida. En cualquier caso, mejor no tomarse (ahí al menos) nada tan a pecho ni personal. Lo dijo Wilde: “la vida es demasiado importante como para tomársela en serio”.