SALUD

Estamos rodeados de ondas electromagnéticas: radios, teléfonos, internet, aparatos médicos… Vaya, la Tierra misma (como casi todos los planetas) tiene un campo magnético que se extiende desde su núcleo hasta toparse con las partículas energéticas del sol. Y lo más increíble: el ser humano también tiene su propio campo biomagnético, que vibra en las mismas frecuencias en las que lo hace nuestro planeta.

Por eso no extraña el desarrollo de una técnica que aproveche esta circunstancia del cuerpo humano: el biogmagnetismo médico, un sistema terapéutico desarrollado por el médico mexicano Isaac Goiz Durán, a partir de 1988, para combatir parásitos, bacterias, hongos, virus y otros gérmenes que son causa de enfermedades.

El biomagnetismo médico consiste en el reconocimiento de puntos de energía en el organismo, cuya alteración provoca la enfermedad. El o la terapeuta manipula esos puntos con un conjunto de imanes, durante algunas sesiones, hasta que el órgano o tejido retornen a su punto de equilibrio y, por tanto, la enfermedad o el dolor desistan.

Alergias, gripas, diarreas, infecciones por hongos e incluso dolores causados por enfermedades crónico degenerativas pueden ser tratados con el biomagnetismo médicos. Y lo mejor –sobre todo en el caso de los niños–: esta terapia no tiene efectos secundarios. E incluso, si las circunstancias lo requieren, es compatible con cualquier otra forma de terapia (alopatía, homeopatía, naturopatía, flores de Bach, reiki, etc.).

El biomagnetismo es una terapia no invasiva, para niños y adultos, que bien usada puede reducir considerablemente el uso de medicamentos.

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