* Un especial agradecimiento a Adriana Malpica Gutú por rescatar la labor de su abuelita.

Traje de chiapaneca

El traje de chiapaneca, término que se acuña desde la época de la Conquista española, ha modificado su forma y color, iniciando en la década de los 40 en un solo tono (monocromático) para pasar a los diversos matices en los años 70.

En 1947 los trajes de chiapaneca son bordados matizados únicamente en punto y con fondo (tul) blanco, cuando la creatividad de una gran mujer chiapacorceña “Eloína Ríos Madrigal”, se manifiesta con la inquietud de hacer algo diferente. Un cambio que transforma  completamente el traje de chiapaneca original, la idea le llega y se realiza; se le agrega anilina de color negro al almidón cuando se está preparando  y se tiñe el punto; ya almidonado, cortado y planchado se borda matizado. “A partir de esta fecha inicié con bordadoras  de esta ciudad, con la elaboración de vuelos con puntada endentada y puntada regresada matizado (de varios colores) y de un solo color”.

El resultado es espectacular  y la aceptación  de la población  es generalizada, al grado de que a la fecha  mucha gente lo considera como el traje original.

Pero más allá de su historia, dicho vestuario tiene una relación muy íntima con el pasado, religión, y forma de vivir de los lugareños de aquel entonces: “Cuando se lleva a cabo la Federación de Chiapas a México el 14 de septiembre de 1824, años después se edifica el Monumento a la Bandera (1942), desde ese entonces el traje de chiapaneca aparece en piedra”, dijo Marité Nandayapa Vargas, quien en el 2008 presentó su trabajo titulado Nárima Nilú, Origen y evolución del traje de chiapaneca.