Kyoto tiene la magia del Japón antiguo, dónde la gente todavía viste kimono, mezclada con la modernidad del Japón actual.

Fue la capital de Japón durante más de un millar de años. El legado de aquella época todavía se aprecia en sus calles, en su cultura y- en sus refinadas tradiciones culinarias. Pertenece a la zona Kansai, y se localiza a 513 kilómetros de Tokyo y a 43 kilómetros de Osaka, cuenta con una población de 1.430.000 habitantes.

Más de 1.600 templos budistas, cientos de sintoístas, villas imperiales, 200 jardines y algunos de los mejores museos del país. Demasiados y extensos son los lugares que podemos visitar en Kyoto, pero no hay que dejarse abrumar, puesto que en un par de días podremos disfrutar de lo mejor, aunque seguramente nos iremos con ganas volver.

Kyoto ha sabido conservar sus tradiciones y sus antiguas construcciones que se levantan orgullosas entre las recientes luces de neón. La única forma de enamorarse de esta ciudad es descubrirla con los propios ojos.

Uno de los lugares más impresionantes para los viajeros, es el barrio de Gion, que se remonta a la edad media y en la actualidad es el barrio más exclusivo de Geishas de todo el país. Casas preciosas de construcción clásica y en sus calles se pueden ver auténticas Geishas, a las que los turistas acaparan con sus cámaras, en cuanto pisan la vía pública.

Kaiseki, una gran variedad de pequeños platos con delicados bocados.

Puede visitar si lo desea una Ochaya, que es una casa de té (exclusivo para hombres) y contratar los servicios de estas damas, pero para ello es muy recomendable ir acompañado de un japonés, sino será muy difícil que permitan el acceso a sus instalaciones. Algunos tiene la idea errónea de que las Geishas son prostitutas, pero sólo entretienen con sus dotes artísticos a los hombres de negocios. Si quiere disfrutar de las artes japonesas sin tener que desembolsar una gran cantidad de dinero, existe un teatro llamado “Gion Corner”, dónde se hacen espectáculos clásicos (danzas, kabuki, etc.)  y además se muestra a los visitantes los secretos de la famosa ceremonia del té.

No debemos perdernos de un paseo por la calle Pontocho, al igual que Gion, su arquitectura, que va paralela al río Kamogawa, ha permanecido intacta con el paso del tiempo. Hoy en día la mayoría de los negocios de la calle son restaurantes de todo tipo que ofrecen suculentos platos tradicionales.

Si desea disfrutar de una de las artes culinarias más clásicas y ricas de todo Japón, debemos de probar el kaiseki, comida tradicional originaria de Kyoto, en el que se le ofrece una gran variedad de pequeños platos con delicados bocados. En la cultura japonesa se considera un banquete, y en los mejores restaurantes de Kyoto no suele ser barato, pero muchos ryokan de la zona también suelen servir kaiseki a sus inquilinos a precios más razonables.

Kyoto ya no es la captital de Japón pero todavía es su alma y su rostro, seductor y tradicional, de forma que perdérselo resulta poco menos que imperdonable.

Si queremos escoger algún templo para visitar, de los miles que existen en Kyoto, una de las elecciones más comunes es el Kinkaku-ji (templo dorado), un impresionante templo recubierto de oro con un espectacular jardín. En el interior del templo se encuentran reliquias de Buda.

Otra elección  después de visitar el Kinkaku-ji, es ir al Ginkaku-ji (templo plateado), hoy en día es un templo Zen que también destaca por su arquitectura y los cuidados jardines que lo rodean.

Pero si lo que deseas es disfrutar de unas horas paseando plácidamente, el mejor lugar para hacerlo es el Tetsugaku No Michi (paseo del filósofo), un camino junto a un canal con tiendas de artesanías locales y pequeños templos. Si se visitan estos templos se pueden encontrar impresionantes jardines Zen, bosques de bambú e incluso algunos de estos templos ofrecen a sus visitantes un té con un dulce para acabar la visita.

Una de las atracciones, tanto a turistas como a los nativos a esta zona de la ciudad, son los cerezos, que cuando florecen en primavera, convierten el paseo en una maravilla inolvidable.

Este paseo recorre una distancia de dos kilómetros, aunque es posible abandonarlo en varios puntos del camino si se  hace demasiado largo.

Otra visita imprescindible es el Palacio Imperial de Kyoto, en donde se debe llenar un formulario  anticipadamente para poder visitarlo, pero tanto su arquitectura, como las obras de arte de su interior y sus jardines, se merecen el esfuerzo y la planificación.

Opciones infinitas de hospedarse en Kyoto, desde un hostal o albergue, los cuales son mucho más baratos que los hoteles, o una opción más tradicional, el de dormir en un ryokan, una de las típicas casas de huéspedes japoneses. Es una buena forma de experimentar la verdadera atmósfera japonesa ya que todo es bastante típico: el suelo de tatami, las yukatas (kimonos de algodón), los baños y la hospitalidad. Experimentar la vida japonesa aunque sea un par de noches, y además, los precios no son tan malos cuando se comparan con los hoteles de la ciudad.

Ahora de que si busca un hotel, una excelente opción es el Seikoro Inn. Aparentemente es una tradicional construcción japonesa, parecida a cualquiera que podría ubicarse en la ciudad pasando desapercibida. Sin embargo, en su interior se ofrecen todos los lujos que el huésped se pueda imaginar. Hay habitaciones disponibles desde  4,590 pesos por noche aproximadamente.

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