Los demonios, o espíritus inicuos, han tenido diferentes rostros a lo largo de la historia, desde lo ligado con el conocimiento y la sabiduría, pasando por lo sagrado, hasta llegar a la creencia moderna donde son emparentados con el mal o con lo sacrílego. Seres que descendieron de los cielos por haber luchado junto a Lucifer y desafiado al Todopoderoso, los demonios han ofrecido una imagen enigmática y poseedora de una gran carga simbólica que aborda tanto las bajas pasiones como la relación con la naturaleza o filosofía. Pero más allá de eso surge el mito que tarde o temprano se vuelve una verdad compartida o una realidad que quizá no queremos ver. Se sabe, a partir de la formación judeo – cristiana, que los demonios encaminan a la perdición, al pecado. La aparición de estos seres supraterranales de alguna manera representan ciertos comportamientos reprobables para la moral en turno, y no sólo eso, sino que también desarrollan un caos dentro de una colectividad, la cual ha sido transgredida a partir del encuentro con lo maligno.
Ahora bien, una posesión demoniaca es básicamente una invasión que priva a la persona de su individualidad, la carne abre sus puertas a las sombras ¿Pero serán estas posesiones actos provocados por una fuerza maligna? En la biblia, se menciona la vez que Cristo liberó a un hombre de Legión, una entidad conformada por muchos demonios, los cuales fueron expulsados hacia el cuerpo de unos cerdos que después se lanzaron al mar. Para John Dominic Crossan y Richard G. Whatts, en el libro Who is Jesus?, esta historia no es más que una especie de metáfora que apunta la resistencia contra el imperio romano. ¿Verdad o mentira? La opiniones pueden ser diversas.
Otro famoso caso puede verse en el libro Los demonios de Loudun, del Aldous Huxley, en donde se nos muestra el caso de un grupo de monjas que son supuestamente poseídas por diferentes demonios a causa de un padre corrompido por la concupiscencia. Urbain Grandier fue un sacerdote que sostuvo relaciones sexuales con diferentes integrantes de la orden de las ursulinas, estas mujeres acusaron directamente a Grandier de brujería, ya que dentro del convento se habían presentado diferentes apariciones y señales que aterrorizaron a las monjas después de haber tenido contacto con el padre. Grandier, por lo tanto, fue condenado a la hoguera. Un caso de posesión colectiva el cual fue tratado por Huxley como un complot de orígenes políticos y personales contra Grandier, quien siempre se dijo inocente de los cargos.
Detrás de cada posesión diabólica, aparecen distintos fantasmas, como la medicina, intentando brindar una explicación científica a sucesos que para muchos son irreales. ¿Actos demoniacos o histeria colectiva? Es usted quien tiene la última palabra.
Exorcismos “famosos”
Seguramente has visto o escuchado hablar de la película El exorcismo de Emily Rose, de Scott Derrickson, estrenada en 2005, en donde una chica es poseída por seis demonios. Ahora bien, dicha historia está basada en un hecho real, sobre el caso de Anneliese Michel, quien fue sometida a un exorcismo en el año de 1975.
Anneliese comentó haber estado poseída por varios seres demoniacos, entre ellos Caín, Lucifer y Judas Iscariote.
Otro caso podemos encontrarlo a finales de los años 40´s, con Roland Doe, sinónimo que se usó para ocultar el verdadero nombre de un niño cuyo caso sirvió de referencia para la novela de William Peter Blatty : El exorcista, la cual fue llevada también a la pantalla grande. Roland Doe, según testigos y familiares, fue víctima de diversos fenómenos paranormales en los que se incluía levitación de diversos objetos y mensajes escritos en la propia piel del infante.
La xenoglosia es un fenómeno en el que una persona revela un dominio de diferentes lenguas, sin haber manifestado un conocimiento previo de las mismas. Esto le sucedió a Anna Ecklund, quien a principios del siglo pasado, padeció una supuesta posesión diabólica, por lo que solicitó urgentemente la ayuda de la iglesia.
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