Expansión – Liberación

Tantra procede de dos antiguas palabras del sánscrito cuyo significado es expansión y liberación. Es una forma de enseñanza budista e hindú que considera el sexo como una forma de expansión y exploración de la espiritualidad. En el Tantra se utilizan todos y cada uno de los cinco sentidos hasta el límite.

La propuesta de la sexualidad tántrica es aprender a utilizar la poderosa energía Kundaliní (la libido o aquello que Reich denominó energía orgónica), usualmente “muerta” o “mal canalizada”, conduciéndola conscientemente para producir una verdadera transformación de un ser humano. Mediante la unión sexual, accedemos a la experiencia de unidad con el cosmos, al sentirnos uno con un otro, conocemos la unidad del todo.

Este instinto natural en todo ser humano, el deseo sexual, llamado Ittcha, en sánscrito, es la voluntad de atracción hacia otro ser humano y nace, se manifiesta como deseo genital primero.

El auténtico Yoga es el “soporte técnico” de una forma de ser, vivir y sentir, llamada Tantra. Mediante sus técnicas, cada centro energético es activado generando canales etéricos que permiten la distribución de esta energía por todos los planos de nuestro ser.

El sentimiento que se experimenta, primero en uno mismo, es amor fundamental. No es un amor que dependa de la estructura egoica de quien se ama, otorga otro estado de conciencia, nos hace salir de la conciencia egoica.

Más allá de permitirnos conocer y disponer de todo nuestro potencial sexual, administra la energía nacida como deseo sexual para ser utilizada en la mejoría de la calidad de nuestras vidas, transformando emociones, pensamientos, sentimientos, produciendo una verdadera transmutación alquímica en el ser humano que la experimente.

Maithuna es la única posibilidad que dos seres humanos poseen para sentirse unidos, es un “atajo” para sentir la unión con la energía cósmica. Más allá de contratos o palabras estamos siempre separados. Es injusto que la humanidad se muera sin haberlo vivido. El Tantra se sirve de la sexualidad o del instinto sexual para trascenderlo. Es la llave que abre una puerta que, una vez abierta, para quien se ha asomado, hay dos posibilidades, entrar o renunciar a ser feliz.

Los estados de conciencia a los que el Tantra se propone llegar sólo se producen con un compañero tántrico estable y en la intimidad de un varón y una mujer, lo que no implica ninguna de las formas sociales del amor.

Experimentar la circulación energética entre dos personas que en ese momento son una, es algo sublime, pero al mismo tiempo, asusta. Es fácil experimentarla, difícil sostenerla.

Desde las primeras experiencias, el tiempo desaparece y es como llegar a una poza en donde la persona siente que quiere quedarse allí.

La sexualidad tántrica es la “demostración” de amor, el homenaje, la ofrenda más elevada que podemos dar a un otro ser humano. Es sentir esa energía de la que estamos hechos, la esencia del universo como sustento de toda experiencia cotidiana que nos acompaña está adentro.

La sexualidad tántrica remueve todo rastro y toda posibilidad de una vida insatisfecha o apartada de la felicidad.

Foto: www.ecstaticawareness.com