La historia de los primeros videojuegos se remonta, en realidad, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial. Excepto que en sus inicios esos juegos resultaban más bien experimentos científicos y ejercicios matemáticos.

Los primeros videojuegos llegarían al gran público hasta los años 70, con la consola Magnavox Odissey que la compañía Atari aprovechó para crear una máquina tragamonedas con el juego Pong, con la cual ganó 250 millones de dólares solamente en EEUU, en menos de dos años. Poco más tarde, en 1975, Atari produciría su propia consola doméstica.

Pero la edad de oro de los videojuegos iniciaría en 1978, con la llegada de Space Invaders, diseñado por Toshihiro Nishikado para Taito Co. El éxito de este juego fue tal que el año de su lanzamiento, en Japón, ocasionó una escasez de monedas de cien yenes que pronto el gobierno nipón debió atender.

Llegaron para quedarse (con gran alegría de millones de niños y no pocos adultos)

A partir de ahí, vendrían nuevas consolas y más videojuegos exitosos que hoy se han convertido en clásicos, con millones de fans en todo el mundo: Pac-Man (Namco), Tetris (multiplataforma, pero popularizado por Game Boy de Nintendo), Sonic the Edgehog (Sega) y Mario Bros (Nintendo), por mencionar sólo unos cuantos de los más famosos.

Por otro lado, a pesar de que madres y padres siguen sin ponerse de acuerdo acerca de las bondades (o maldades) de los videojuegos, en algunos lugares ya hasta tienen estatus como una nueva forma de arte. Lo innegable es que los videojuegos forman ya parte de nuestras vidas. (algunos como Halo hasta inspiran novelas y películas) Y al parecer, no hay indicios de que eso vaya a cambiar.

“GAME OVER”