“Cuando te das cuenta del valor de la vida, uno se preocupa menos por discutir sobre el pasado, y se concentra más en la conservación para el futuro”
La vida de Dian siempre fue complicada, en su infancia tuvo que lidiar con la separación de sus padres, cuando tenía tres años. Su madre se unió nuevamente, y su padrastro la maltrató psicológicamente; en vez de debilitarla, sucedió lo contrario, esto sirvió para impulsarla a estudiar con más esmero con el deseo de huir de esa situación.
Estudió en San Jose State College, se gradúo en la licenciatura en terapia ocupacional, después desarrolló su especialidad en el Kosair Childre’s Hospital de Kentucky, en donde existía una importante área en la que investigaban modernas técnicas de trabajo con niños de educación especial y realizó su especialidad.
Su vida dio un giro inesperado a principios de la década de los sesenta, cuando viajó a África. Allí observó y estudió a los gorilas de las montañas en su hábitat natural y conoció al antropólogo británico Louis Leakey, quien le haría ver la importancia del estudio de los grandes simios para comprender la evolución humana.
Tímida y de carácter fuerte, rasgos que fueron determinantes para que se dedicara a estos grandiosos animales y se convirtiera en una feroz conservacionista e incondicional defensora de gorilas.
En 1966 logra el apoyo de la National Geographic Society y la Fundación Wilkie para trabajar en Zaire y estudiar a fondo el comportamiento de los gorilas, sin tener grandes conocimientos de zoología, pero sí una enorme voluntad y un verdadero amor por la naturaleza, especialmente por los gorilas que llegarían a ser su familia.
Al poco tiempo de internarse en las montañas de Virunga, comenzó una inestabilidad política en la zona la que obligó a establecerse en la frontera con Rwanda. En Karisoke, lugar donde fundó el Karisoke Research Center, allí se convirtió en el centro internacional de investigación sobre los gorilas. Y en 1974 logra el grado de doctora en Zoología por la Universidad de Cambridge.
Su paciencia y su meticulosa observación con los gorilas le permitieron comprender e imitar su comportamiento, aprendiendo a reconocer las características únicas de cada uno, ganando la confianza,a afecto y aceptación de ellos. Les otorgaba un nombre propio, para diferenciarlos de los demás y poder observarlos con facilidad.
Imitaba los sonidos de los gorilas y comía ruidosamente apio salvaje al igual que los gorilas lo hacían.
A uno de los gorilas lo llamó Digit, fue con el que logró mayor comunicación, al nivel de que él le permitía jugar con las crías y le daba su propia mano. Digit murió en una emboscada de cazadores furtivos (poachers) defendiendo a su familia. Este hecho desencadenó una furia incontenible en Fossey, quien después de la terrible pérdida se dedicó a la persecución de estos cazadores. Les ponía trampas y llegó a verdaderos extremos para salvar a sus queridos gorilas.
Creó la fundación Digit para recaudar fondos que ayudaran a la conservación de estos animales, los tranquilos y misteriosos seres que ella defendería hasta el fin de sus días.
Por su fascinación hacia estas magníficos animales, muchos la rechazaron y la persiguieron, pues la consideraron una persona inestable que prefería el contacto con gorilas que con seres humanos. Ante esta conducta fue perseguida y sin causa aparente apareció brutalmente asesinada en su vivienda de Karisoke, el 27 de diciembre de 1985. Fue enterrada en el cementerio que había construido para gorilas a la par de su vivienda.
Su trabajo y muerte no fueron en vano, contribuyó en gran parte a la recuperación de la población de gorilas.
Nombre del personaje: Dian Fossey
Fecha de nacimiento: 16 de enero de 1932
Origen: San Francisco, Estados Unidos
Actividad: Zoóloga, Terapeuta y Activista
Época: Contemporánea
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