En casi todo el mundo hay un combate hacia la bolsa de plástico, pero en nuestro país son pocos los que realmente les preocupa; más de una persona a escuchado en el supermercado a alguien pedir a los empacadores más de una bolsa, para poder transportar cómodamente sus artículos, sin pensar en el enorme daño que causa una simple bolsa de plástico al medio ambiente y contribuir con un granito de arena al calentamiento global.

Las bolsas de plástico se comenzaron a producir en 1970 y de inmediato se convirtieron en uno de los instrumentos más utilizados por millones de personas. Estas se fabrican a partir de grandes cantidades de petróleo, una energía no renovable y pueden tardar hasta más de 100  años en degradarse. Además, las vemos en derredor, tiradas por las calles, obstruyendo alcantarillas y drenajes, en las playas, mares, lagos, bosques, etc. y son además las causantes de muertes de animales, ya que al descomponerse desprenden sustancias tóxicas como dioxinas y furanos, que afectan  al ambiente y a la salud humana.

Aproximadamente cada mexicano tiene un consumo anual de 20 kilogramos de plástico, cuando a principios del 2000 el consumo era de apenas 10 kilogramos, provocando una emisión de 58 mil 500 toneladas de CO2 que va a parar a nuestra atmósfera.  México se está convirtiendo rápidamente en uno de los principales consumidores de bolsas de plástico por la diversidad de sitios donde se proveen, desde tiendas de autoservicio hasta mercados. En diversas partes del mundo han comenzado a prohibirlas y en otras están tratando de hacer conciencia en las personas agregando un costo extra.

En nuestro país no contamos a grandes rasgos con una solución hacia el uso de las bolsas de plástico, sin embargo podemos contribuir en usarlas menos, tratar de utilizar otro tipo de bolsas; como en los supermercados ahora comienzan a vender bolsas de tela para más de un uso y que nos sirve para cargar diferentes cosas o bien utilizar cajas de cartón que también han comenzado a obsequiarlas.

Algunos han comenzado a poner su imaginación a prueba y han contribuido en darle un nuevo uso a la bolsa de plástico, haciendo con ellas desde cestas hasta tejas; la tecnología no se queda atrás y han comenzado a buscar materiales para la producción de bolsas más amigables con el medio ambiente como el almidón-compostable, que es reutilizable y reciclable, y papa bioplástico, que es biodegradable y desintegrante.

 

La empresa Metabolix ha desarrollado un plástico biodegradable llamado “MIREL”, el MIREL se degrada en el suelo, en el océano y en tierras anegadizas, es decir,  que se puede biodegradar casi en cualquier lado. Esta facultad se debe a que el Mirel utiliza polyhydroxyalkanoate que sirve de alimento a muchos microbios en la tierra y en agua, el problema para el uso de Mirel es que es demasiado costoso.

Se espera que sea aprobada la Ley para el consumo sustentable de bolsas de uso frecuente en México y tener un avance en contra de la contaminación.

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