Marcas
El aroma de un buen café es una de las cosas que marcan la vida de cualquiera, una sensación que puede remontarnos a nuestro lugar de origen, a nuestra familia, a los atardeceres en sitios lejanos o las mañanas lluviosas. El café, placer de muchos, es una de las bebidas clave en la cotidianidad de las ciudades, del campo, de cualquier rincón del mundo, y México, país de tierras cafeteras, no puede ser la excepción. Es por eso que una de las marcas latinoamericanas, de gran prestigio en el mercado de ahora, es Café Punta del Cielo, una empresa que poco a poco se ha ganado el gusto de los consumidores en distintos países como Estados Unidos, Francia y España. Pero esta empresa tiene tras de sí muchos años de trabajo, de aciertos y errores, de desafíos y voluntad. En entrevista para la revista Forbes, Pablo González Cid, cuenta las vicisitudes que lo llevaron a levantar este proyecto hasta situarlo en un lugar de amplio reconocimiento en el mundo cafetalero.
Fundado en 2004, Café Punta del Cielo tuvo su semilla en los padres de Pablo, ya que ellos tenían un negocio de cafeterías. Después de ver y analizar todo el potencial del café en nuestro país, y de pasar por problemas económicos, el joven empresario decide aventurarse a crear un concepto innovador en el negocio cafetalero de la región. Su búsqueda se centró principalmente en el envasado, en crear el recipiente perfecto para conservar el aroma y el buen sabor del producto. Esta tarea lo llevó por varios experimentos, en donde consultó con amigos dedicados a la química y a los productos enlatados. Y fue así como, después de unos años, pudo obtener el envase perfecto: una lata con válvula de aire con la resistencia y el tamaño precisos para conservar de muy buena manera el famoso café de altura.
Hoy en día Café Punta del Cielo está presente en varias partes del país y ha llegado hasta Hong Kong; sin duda es todo un referente para los amantes del café y para la gente emprendedora que busca realizar sus sueños y proponer ideas de riesgo e innovadoras.
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