Colaboración: Lic. Lilia Verónica Gordillo Vidal

Especialista en Finanzas Personales y capacitadora del programa con sede en Holanda “Aflatoun” de Educación Social y Financiera para niños y adolescentes.

Es indispensable prever para el futuro y la mejor manera de hacerlo es ahorrando. Cuando no rebasas las tres décadas te surgen algunas ideas como “ahorro después, ahorita disfrutaré mi dinero mientras soy joven” cuando el medio siglo te persigue los talones crees que tienes demasiados compromisos para empezar a ahorrar y cuando estás cerca de la tercera edad piensas que “ya es muy tarde”, en realidad no es así, nunca es tarde para comenzar a ahorrar y el momento ideal para hacerlo es hoy.

Aprender a ahorrar y enseñar a nuestra familia no es difícil, hay que establecer inicialmente una meta que sea alcanzable en un tiempo relativamente corto. La satisfacción del éxito obtenido es motivación para seguir adelante con proyectos más ambiciosos. En segundo lugar, hay que identificar en forma clara la fuente de donde vamos a obtener el dinero que se dedicará al ahorro; puede ser un porcentaje del sueldo, las monedas de $10 o los billetes de $20 que nos llegan, los ingresos extras que de vez en cuando tenemos, en fin.

La voluntad de ahorrar es lo que nos llevará a fortalecer nuestras finanzas

La falta del hábito del ahorro expone a los individuos a sufrir pérdidas financieras importantes que afectan su patrimonio familiar cada vez que enfrentan eventos imprevistos. El ahorro se debe aprender y fomentar desde edad temprana y el secreto para hacerlo con éxito es el tercer punto: la constancia.

Es indispensable manejar nuestras finanzas personales y no permitir que ellas nos manejen. Para esto es inteligente elaborar un presupuesto mensual que nos permitirá conocer verdaderamente nuestro patrón de consumo y decidir qué elementos son de primordial importancia. Disminuiremos o eliminaremos los de menor relevancia y así destinaremos ese dinero para nuestro ahorro. Es ésta la única forma de asegurar que tendremos una cantidad a fin de cada mes para incrementar nuestro ahorro o patrimonio.

Otro punto importante es convertirnos en “consumidores inteligentes”: Una de las bendiciones que nos brinda un sistema basado en la competencia es que presenta una multiplicidad de alternativas en los productos que compramos, es por eso que podemos “elegir” lo que más nos conviene y a un mejor precio, obteniendo (de ser constantes) ahorros significativos.

Lo primero es tomar nota cuidadosa de todos los gastos que realizamos a diario, desde antes de salir de casa. Por ejemplo: el dinero que se da a los hijos, el que se deja para el “gasto”, la compra del periódico, el taxi o colectivo, la gasolina, las propinas, golosinas, etc. Este registro y la suma nos contestará la pregunta frecuente de “¿en qué me gasté el billete de $100?” Para completar la adecuada construcción del presupuesto debemos integrar los pagos que llevamos a cabo mensualmente (teléfono, renta, colegiaturas, etc.) y posteriormente aquellos con periodicidad semestral y anual (primas de seguros, impuestos, entre otros).

La apropiada utilización de un presupuesto personal de gastos es la única manera (a no ser que nos saquemos la lotería) de salir de modo permanente de un problema de endeudamiento. Son muy pocas las personas que actualmente logran superar los números rojos, se debe a la falta de organización y dedicación para elaborar un presupuesto sencillo. Debemos convencernos de la importancia de organizarnos y enseñar a nuestra familia, a nuestros niños y jóvenes especialmente, a manejar adecuada y responsablemente el dinero, compartiendo abiertamente nuestras experiencias.

Otra opción es que te acerques a varios asesores financieros para que te oriente en que puedes invertir tus ahorros para hacer crecer tu patrimonio. No dejes tu vejez a la suerte, el único responsable de tu jubilación eres tú mismo. Cuando llegue el momento de tu retiro debes contar con una buena estabilidad financiera.

Ahora que ya sabes cómo ahorrar, viene una parte igual de importante “Invertir”. Si ya decidiste ahorrar por un tiempo determinado (corto, mediano o largo plazo), puedes optar por una cuenta de inversión, ya que con ella ganas un porcentaje en intereses. Otra opción es que te acerques a varios asesores financieros para que te oriente en que puedes invertir tus ahorros para hacer crecer tu patrimonio. No dejes tu vejez a la suerte, el único responsable de tu jubilación eres tú mismo. Cuando llegue el momento de tu retiro debes contar con una buena estabilidad financiera.

Es fundamental hacer el ahorro para la jubilación desde que somos jóvenes, asignando un porcentaje de nuestro sueldo, si veías a Chabelo en la televisión cuando todavía era un muchacho debes prestar especial atención en este aspecto. Otra forma de ahorro es a través del descuento por nómina, la empresa donde labores puede enviar un porcentaje de tu sueldo (si ya rebasas los 40 años, la cantidad que ahorres debe ser mayor a la que ahorraría un joven de 25 años) como ahorro voluntario para tu AFORE.

Como punto importante se encuentra la protección de nuestro ahorro: aprendiste a ahorrar e invertir, la aplicación de estos conocimientos traen consigo grandes beneficios, pero no te expongas a perderlos por un accidente, robo, enfermedad, catástrofe natural, incendios, etc. Estos imprevistos son algunas de las principales causas que terminan con el patrimonio de una familia, que con años de esfuerzo y ahorro obtuvieron. La única forma de protegerte es mediante un seguro: retiro (un seguro de jubilación), vida, automóvil, casa habitación, educativo, gastos médicos mayores, sólo por mencionar algunos. Los seguros reducen al máximo la pérdida económica por alguna adversidad. Los seguros son una inversión de protección a tus finanzas.

Gente educada tempranamente en este tema ha experimentado el gusto de vivir tranquilamente, sin presiones y sufrimientos por falta de recursos, viendo al “dinero” no como un fin sino como el medio para ser un individuo próspero que se da la oportunidad de contribuir apoyando a su comunidad en alguna labor social.