“Lo que más me complace es estar con mis hijos y mis nueve nietos. Eso es lo que me da felicidad. Pero después de eso lo que más felicidad me da, es la escritura”

Elena Poniatowska. Probablemente la figura femenina mas conocida del mundo intelectual mexicano.

De ascendencia aristocrática, hija del príncipe Jean Joseph Evremond Sperry Poniatowski (descendiente directo del rey Estanislao II Poniatowski de Polonia) y de María de los Dolores (Paula) Amor Escandón, ciudadana mexicana de ascendencia francesa.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial, hizo que su madre llevará a ella y a su hermana a México, mientas su padre luchaba con el Ejército francés.

Tal vez la inteligencia bondadosa de Elena y su vínculo siempre amigable con el pueblo haya nacido del hecho de haber aprendido español, gracias a su nana que se dedico a ella y a su hermana.

Elena decide dedicarse al periodismo. Estudió en Francia,  Estados Unidos  y México. Y sigue obteniendo grados de estudio sin asistir a las aulas: en 2001 la UNAM le otorga el Doctorado Honoris Causa; tras lo cual una avalancha de universidades nacionales e internacionales hacen lo mismo.

En 1953 empezó a trabajar en el Excélsior escribiendo crónicas de sociales que firmaba como “Héléne’’. Un año permaneció en Excélsior, y de ahí pasó a Novedades, donde se ganó un público que la seguía gracias a sus textos impredecibles.

En 1955 publicó su primera novela, Lilus Kikus.

Gana en 2001 el premio Alfaguara con la novela La Piel Del Cielo, novela tras la cual uno se enamora de las estrellas. Texto que habla acerca de la vida del que fuese su esposo, el astrónomo  Guillermo Haro.

El gobierno del D.F. creo el premio Elena Poniatowska.

En Agosto 2010, recibe el premio Rosario Castellanos  otorgado por el congreso Chiapaneco. En su discurso refirió que “una mañana, en Chiapas, unos extranjeros se extrañaron de que un campesino iba montado con su haz de leña a lomo de burro, mientras su mujer caminaba tras él con su leña en los hombros. Cuando le preguntaron por qué la mujer iba a pie, él respondió: “es que ella no tiene burro”.

Al recibir el premio expreso: “no es sólo una distinción, sino un compromiso que invita a ser el árbol de los pájaros que ya no cantan, porque en nuestro país la única voz que se escucha es la de las armas.”

Poniatowska es arriesgada, apenas tres años después de la masacre de Tlatelolco y estando fresca la herida, Elena publica un libro que se vuelve un shock político La Noche De Tlatelolco, en él da voz a los sobrevivientes de dicha matanza.

En 2006 junto a otros intelectuales apoyó públicamente la campaña del peje. Las consecuencias no demoraron. Los intelectuales de derecha y al servicio del poder la hicieron pedazos. Pero no contaban con la astucia de algunos amigos de la Poni:  José Saramago, Rosa Montero, Fernando Savater, Laura Restrepo, Álvaro Mutis, Tomas Eloy Martínez, Ernesto Cardenal, Eduardo Galeano y muchos más firmaron una carta de apoyo hacia ella.

Admiradora del Nobel José Saramago, la vimos sentir el dolor de su muerte, pero fue con el acaecimiento de su amigo Monsiváis donde  lloró sin pena.

Dato curioso:

En una azotea de la calle de Revillagigedo, Elena se asombró por una lavandera que hablaba fuerte y con sabiduría: Josefina Bórquez, mujer  picaresca, indígena y analfabeta. Elena declara que es la persona que más le ha dado en su vida, con una larga entrevista con este personaje formidable se acabó convirtiendo en la novela  “Hasta no verte Jesús mío”, con la que ganó el Premio Nacional de Literatura.