Los tzotziles se llaman a sí mismos batsiI winik’otik, “hombres verdaderos” y los tzeltales se refieren a sí mismos como winik atel, “hombres trabajadores”; ambos hablan el batsil k’op, o lengua verdadera o legítima. El vocablo tzotzil deriva de sots’il winik, que significa “hombre murciélago”. Se cuenta que los antepasados de los zinacantecos hallaron un murciélago en aquella ribera y lo tomaron por Dios.

Los tzotziles y los tzeltales conciben al mundo como un todo y lo llaman cielo-tierra (vinajel-balamil). Toda vida se desarrolla en la superficie del cielo y la tierra, mientras que la vida extraordinaria, como la de los sueños, existe en el “otro cielo-tierra”. Sólo los curanderos pueden verlo.

Los tzotziles creen en cuatro formas fundamentales de la divinidad: los totilme’iletik (“padresmadres”) son dioses ancestrales apreciados como indígenas que viven en los lugares sagrados, otorgan el sustento y recompensan o castigan. Creen que un individuo posee un ch’ulel o “alma”, compuesta de 13 partes. Cuando un tzotzil rompe con el orden establecido, los totilme’iletik lo castigan con el daño a su ch’uleI. En este caso, es necesaria la intervención del ilol para su recuperación. Cada individuo posee un ch’ulel o “espíritu animal acompañante” que es cuidado por los totilme’iletik.

Una expedición española llegó en 1527 a los Altos. Después de vencer a los Chiapas, los expedicionarios sometieron a los cacicazgos tzotzil-tzeltales. En 1528 se fundó Ciudad Real, hoy San Cristóbal de Las Casas, lugar de asiento en la región de los nuevos conquistadores.

El tradicional territorio tzotzil se encuentra al noroeste y suroeste de la ciudad de San Cristóbal. El tzotzil se habla en las comunidades de El Bosque, Chamula, Chenalhó, Huixtán, Zinacantán, Larráinzar, Simojovel de Allende, Totolapa, Jitotol, Bochil, Soyaló, Venustiano Carranza, Ixtapa, Teopisca, San Cristóbal de Las Casas, etc.