Por: José Luis Castro A. | Cronista de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Movimiento de Independencia de la Villa de San Marcos Tuxtla
El movimiento independentista chiapaneco fue encabezado originalmente por el obispo de Chiapas Dr. Salvador Sanmartín y Cuevas y sus discípulos Fray Matías de Córdoba, Fray Ignacio Barnoya y Fray Juan Perrote. A la muerte del Dr. Salvador Sanmartín (1757-1821) —ocurrida sábado el 17 de febrero de 1821 en la Villa de San Marcos Tuxtla, en plena compaña independentista—, toma el mando Fray Matías de Córdoba, cura párroco de la ciudad de Santa María Comitán.
Fue de esta manera como fray Matías de Córdoba y fray Ignacio Barnoya convencen a los síndicos procuradores del Ayuntamiento de Comitán —Miguel José Ortiz y Victoriano Cancino—, para que solicitaran la proclamación de la independencia de la ciudad tanto de la Capitanía General de Guatemala como de España. El martes 28 de agosto de 1821 el Ayuntamiento Constitucional de la ciudad de Comitán proclama el Acta que declaró libre e independiente a la ciudad de Comitán, conforme al Plan de Iguala de don Agustín de Iturbide, primer Jefe del Ejército de las Tres Garantías; asimismo, las autoridades municipales comitecas invitan a hacer lo mismo a los demás ayuntamientos chiapanecos.
La Independencia de Chiapas
Por su parte, el Ayuntamiento de Ciudad Real de Chiapa (hoy San Cristóbal de Las Casas), en ese entonces capital de la provincia, proclama con toda solemnidad, el martes 4 de septiembre de 1821, la Independencia Chiapas.
Mientras tanto, en la Villa de San Marcos Tuxtla (hoy de Gutiérrez), se había suscitado una acalorada discusión entre sus habitantes: unos estaban a favor del movimiento de independencia de Chiapas por el temor de las victoriosas armas de la independencia de la Nueva España, otros se oponían por miedo a sufrir alguna represalia de parte de las autoridades.
Fue de esta manera como don José Palacios Corona, síndico procurador del Ayuntamiento Constitucional de la Villa de Tuxtla, reunidos en la Sala Capitular, solicitó al ayuntamiento en pleno —el 4 de septiembre de 1821— que se tratara lo relativo al movimiento independentista de México y su inminente llegada a la provincia de las Chiapas. Ante la presencia del padre Manuel Antonio Figueroa, cura párroco de la Villa; del teniente coronel Tiburcio José Farrera, Comandante del Regimiento de Infantería y Subdelegado del Partido de Tuxtla; José Eusebio Gutiérrez, alcalde Constitucional; Esteban Reyes, depositario de la primera vara; de los regidores Vicente Espinosa, Manuel Méndez, José Gamboa, Vicente Trujillo, José Esteban González, Juan bautista de Torres y Pedro Fernández Bustamante; así como del teniente coronel Manuel Zebadúa, Comandante del Escuadrón de Húsares de la Villa de Tuxtla; don José Palacios proponía que de una vez por todas se declarara la independencia de la Villa de Tuxtla, tanto de la Capitanía General de Guatemala como del Gobierno Español; decía que su petición estaba fundada en la voz pública de que la Independencia de México estaba por entrar en la provincia y que era urgente que la Villa se declarara libre e independiente, y de ser posible que Tuxtla se pusiera bajo el sistema de gobierno imperial de México. Petición que fue respaldada por don Pedro José Lanuza, amigo personal del síndico José Palacios, quien había sido enviado por el propio síndico a Ciudad Real para que se fuera a enterar de cómo estaban las cosas en la capital de la provincia y le informara directamente. Don Pedro José Lanuza informó que Comitán había sido la primera ciudad en haber proclamado su Independencia el 28 de agosto; que el 29 lo había hecho el pueblo de la Santísima Trinidad de Zapaluta (La Trinitaria) y que el 3 de septiembre Ciudad Real había acordado hacerlo el próximo martes 4 en nombre de toda la provincia. Por lo tanto, era viable y justa la petición del síndico procurador.
Por su parte, don Salvador Peralta, el más entusiasta de los independentistas, quien había sido comisionado por el pueblo tuxtleco para que fuera a la Ciudad de México a enterarse sobre el estado que guardaba el movimiento de Independencia Nacional y que se le había dado la encomienda para escuchar la opinión del vecindario del partido de Tuxtla (Chiapa, Tuxtla, Ocozocoautla, Cintalapa, etc.), informó que la inmensa mayoría estaba conforme con la Independencia de la Villa.
El pueblo exige la Independencia
Es más, don Salvador Peralta había reunido un día antes al pueblo de Tuxtla —el lunes 3 de septiembre de 1821— para exigir al Ayuntamiento la proclamación de la Independencia de la Villa de Tuxtla. En el mitin se encontraban, además de algunos cientos de indígenas zoques, criollos radicales y mestizos liberales partidarios de la Independencia, el sacerdote Luciano Figueroa y fray Ignacio Barnoya —quien había llegado a la Villa a hacer proselitismo a favor de la Independencia—, el Administrador de Correos Juan Balboa, Vicente García, Manuel Girón, Manuel Esponda, el joven militar Joaquín Miguel Gutiérrez (héroe epónimo de Tuxtla) y el propio Salvador Peralta, que en su conjunto influyeron en la decisión de las autoridades municipales, amén del proselitismo del general Manuel Mier y Terán, Oficial del Ejército Trigarante, que desde México procuró la independencia de Chiapas a través de la difusión del Plan de Iguala o de las Tres Garantías.
Enseguida se escuchó la opinión del teniente coronel Tiburcio José Farrera, Comandante del Regimiento de Infantería y Subdelegado del Partido de Tuxtla, quien dijo que tenía noticias de que el Ayuntamiento de Ciudad Real había acordado proclamar la Independencia de la Provincia de las Chiapas para el día de hoy martes 4 de septiembre; que él estaba totalmente de acuerdo en que el Ayuntamiento declarara libre e independiente a la Villa de Tuxtla tanto de la Capitanía General de Guatemala como del gobierno de España. Para ello también se escuchó la opinión del teniente coronel Manuel Zebadúa, Comandante del Escuadrón de Húsares de la Villa de Tuxtla, para que en un momento dado respaldara con sus soldados el movimiento de independencia de Tuxtla. Don Manuel Zebadúa también estuvo de acuerdo en que ya se proclamara la Independencia de la Villa.
La Independencia de Tuxtla
Con el apoyo del clero, el ejército, los terratenientes y hacendados, el Ayuntamiento Constitucional declaró, el 4 de septiembre de 1821, la Independencia de la Villa de San Marcos Tuxtla, protestando conservar la religión católica, respetar a sus ministros, guardar la unión y la paz entre europeos y americanos, así como mantener la unión fraternal entre sus moradores, levantando el acta respectiva el secretario municipal don Salvador Madariaga. Al darse a conocer la noticia al pueblo de Tuxtla, que se había reunido en la plaza principal, éste empezó a gritar:
— ¡Viva la Independencia! — ¡Viva la libertad!
Cuatro días más tarde, el sábado 8 de septiembre de 1821 el mismo cabildo tuxtleco -como legítimo representante del pueblo-, jura la Independencia de la Villa de San Marcos Tuxtla, tal como lo había acordado el Ayuntamiento de Ciudad Real en nombre de la provincia de las Chiapas. La Independencia del municipio de Tuxtla Gutiérrez se alcanzó por la vía pacífica, sin hacer uso de las armas y sin derramar una sola gota de sangre. Por fin se habían terminado 290 años de colonialismo español. Un nuevo horizonte de vida y de identidad se abrió para los 5,000 tuxtlecos.
FUENTES CONSULTADAS: 1.Acta de la Proclamación de la Independencia de la Villa de Tuxtla, de la provincia de las Chiapas. Septiembre 4 de 1821. AGECH. 2.Circular por medio de la cual se dio a conocer el Acta de Independencia de la Villa de Tuxtla, cabecera del Partido de Tuxtla. Con dos anexos: Acta de Independencia de la Villa de Tuxtla y carta de petición. Septiembre 5 de 1821. 3.Manuel Mier y Terán. Descripción geográfica de la provincia de Chiapas. 1822, en: Revista Ateneo, órgano del Ateneo de Ciencias y Artes de Chiapas, Vol. 3, Tuxtla Gutiérrez, 1952. 4.Teófilo H. Orantes. Síntesis de hechos históricos del estado de Chiapas. 1960. 5.Sergio Nicolás Gutiérrez Cruz. Joaquín Miguel Gutiérrez: El Fulgor de la Espada. Gobierno del Estado de Chiapas. México, D. F. 1999. pp.31-34.
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