La Señora del Volcán

Por: José Romero Interiano Ruiz

En una tierra mística llena de alegría, donde el tiempo está atrapado, al que corresponde el sol amarillo, el lugar del encanto, el Tsu’an; uno de los 3 mundos alternos de la cosmovisión zoque. En él, hoy convergen las antiguas tradiciones prehispánicas con las creencias católicas. El Domingo de Ramos de 1982 representa para los zoques una de las fechas más tristes, pero alegres al mismo tiempo, dentro de su historia y su cosmovisión. Triste por la pérdida de sus familiares y alegre porque fueron elegidos por la gran señora del volcán para asistir a su fiesta. Ese 28 de marzo por la noche entró en actividad el volcán Chichón (o como popularmente le conocen Chichonal), en el noroeste de Chiapas. Se inició así la fiesta en el cerro, el cumpleaños de su dueña, celebración que se inauguró con cohetes y tambor.

Los zoques que habitaban las zonas aledañas del volcán Chichón aseguran que la Pyogba Chu’we se paseaba meses antes de la erupción por los poblados, riveras y colonias, invitando a su fiesta de cumpleaños, la cual decía ella sería el 28 de marzo. Cuando la gente la cuestionaba del lugar donde se realizaría la celebración, la diosa señalaba con rumbo al Chichón. La gente se sorprendía con la extraordinaria belleza de la que gozaba Pyogba Chu’we, que como invitación a su aniversario daba una flor a diferentes personas; algunos aseguran que buscaba marido, pero los hombres le temían, porque según la leyenda la diosa tenía escamas y dientes en su zona íntima (razón por la cual también su amado  Tunsawi no quiso casarse con ella), por eso se molestó y celebró su enojo con la fiesta en el cerro.

Los habitantes de Ocotepec relatan una batalla entre San Marcos y Pyogba Chu’we. Cuentan que la señora del volcán llegó dos meses antes del evento eruptivo a invitarlos a su fiesta de cumpleaños, como en otros pueblos ya lo había hecho, mencionó que la celebraría con abundantes fuegos artificiales, lo cual era un metáfora de la erupción volcánica. San Marcos, Santo Patrono de Ocotepec, entendió a lo que se refería la diosa, pero sabía que no podía evitar la fiesta, así que retó a Pyogba Chu’we  a una batalla. Si la señora del volcán triunfaba los habitantes de Ocotepec serían los invitados principales al cumpleaños, pero si San Marcos ganaba no pasaría nada en Ocotepec. Es así como la batalla se llevó a cabo, el santo ayudándose de su león alado y de dos espadas que lanzaban llamas, derrotó a Pyogba Chu’we. Se dice que el león que se encuentra en la fachada de la catedral de San Marcos en Tuxtla Gutiérrez, siempre está vigilando al volcán Chichón y a su dueña, para que no haga otra fiesta.

Es Pyogba Chu’we el nombre que en lengua zoque recibe el volcán Chichón,  traducido al español significa “Señora que arde”, nombre que se le da en honor a su dueña, a la diosa que lo habita, la que lleva el mismo nombre que su casa, Pyogba Chu’we; la que vive las tres edades en un día, es niña por la mañana, una mujer adulta durante el medio día y una anciana durante la tarde, hasta ocultarse el sol, cuando termina la fase roja de éste, cuando se va del plano terrenal.