¿Tienes uno en casa?

“Pagan muy poco, para lo que yo estudié”, “voy a seguir estudiando mi maestría”, “me voy a tomar un año sabático”, “quiero estudiar un diplomado”, “quiero viajar y conocer el mundo, antes de encerrarme en una oficina”, son frases muy frecuentes de los profesionales en el nido.

Excusas que egresados de universidades usan para prologar su etapa adolescente (para continuar teniendo pocas responsabilidades y preocupaciones, que a la larga los vuelve incapaces de valerse por sí mismos). La responsabilidad de pagar los impuestos, conseguir el dinero para comprar los alimentos, el mantenimiento y limpieza del hogar (incluso lavar la ropa de los hijos y prepararles de comer), parecen ser actividades que a los padres de estos jóvenes les gusta hacer, ¿pero en realidad disfrutan de ello?.

Estos egresados de nivel superior generan relaciones de dependencia con sus progenitores. Existen padres sobreprotectores que piensan que sus hijos no tiene las herramientas necesarias para sostenerse solos en la vida, siempre los ven “pequeños” e “indefensos”, por lo que se ocupan de resolverle sus problemas, ademas aceptan la estancia y manutención de sus hijos en el hogar, generando afectaciones futuras.

Los padres en posibilidad de seguir manteniendo a sus profesionales hijos, deberían de abstenerse de ello, con la finalidad de fomentar en sus retoños la responsabilidad, madurez e independencia, para que aprendan a organizarse y economizar, entre otras aptitudes que les servirán en su vida futura, cuando sus papás le hagan falta. Si les resuelven todos sus problemas, tienden a volverse (como comúnmente se les llaman) “flojos”. A estos factores debemos sumarle una actitud política paternalista, en la que estamos acostumbrados a que el gobierno nos dé y resuelva todo.

Nuestras aseveraciones no se generalizan a todos los jóvenes egresados, porque muchos luchan por conseguir un trabajo digno, que no encuentran por falta de experiencia y otros factores. Hablamos de los profesionales que apesar que sus padres los apoyaron para terminar una carrera, siguen colgándose de la mano, no hacen esfuerzo alguno para encontrar trabajo (y ni quieren), buscan “alternativas” (que les paguen una maestría, diplomado, vacaciones, etc.) para que sus papás los sigan manteniendo y así no trabajar.

Profesionistas que su nivel de madurez y actitudes no concuerdan con su edad, debido a que no han experimentado grandes responsabilidades. Son miembros de una sociedad adolescente, que se queja por todo, y no hace nada para intentar solucionar las cosas que le molestan, viven sin grandes preocupaciones, porque papá, mamá y gobierno solucionarán los problemas por ellos. Jóvenes que creen saber todo, pero no usan sus conocimientos para mejorar su situación y la del país. Si es el caso, los padres deben dejar que sus hijos emprendan el vuelo cuando a llegado la hora, sin oponerse con tácticas emocionales.

Los padres deben fomentar en sus hijos desde pequeños la actitud por el trabajo y productividad, haciendo que sus “chiquillos” colaboren en el cuidado y limpieza del hogar (arreglar su cama, lavar los platos que utilizó, lavar por lo menos su ropa interior y calcetines, barrer, trapear, etc.). Si se cuenta con un negocio familiar es ideal inmiscuirlos con alguna tarea sencilla. Enseñarles el valor del dinero mediante el ahorro es fundamental, con el cual pueden comprar algún juguete, golosina, ropa, realizar alguna donación, invertir en un mini negocio de paletas de hielo, etc.

Los padres entregan la vida por los hijos, pero darles todo el amor, no significa darles todo en servicio y dinero. La comodidad de tener todo servido y al alcance de la mano, desarrolla un conformismo que afecta gravemente al crecimiento personal. Un trabajo da beneficios económicos, que se traducen en la satisfacción de obtener objetos y logros por esfuerzo propio, además que otorga las herramientas para el siguiente paso: la independencia y la formación de un hogar propio. En los países nórdicos (como Dinamarca, Suecia y Finlandia) menos del 20% de los jóvenes vive en casa de sus papás.

Egresados con una carrera universitaria que deben percatarse de todo lo que sus padres han hecho por ellos (casa, comida, ropa, estudios, etc.) y darles a sus progenitores la satisfacción de ver a sus hijos ejercer una carrera que les costó sostener. Deben reflexionar en qué va a ser de ellos el día que su papás no se encuentren en este mundo, cuando se percaten que están solos, sin trabajo, con nula experiencia laboral. Licenciados, arquitectos, ingenieros, etc., que cuando sus amistades hablan de las grandes experiencias de trabajos (viajes, aumentos de sueldo, promociones laborales y más) o en negocios propios, ellos sólo pueden hablar de lo que ven en la televisión.

¿Qué pasa por la mente de estos jóvenes profesionistas? La respuesta hasta el día de hoy es un misterio, porque se encuentran en la mejor etapa de la vida (llenos de vitalidad, ideas innovadoras, con una visión nueva del mundo) para desarrollarse por completo en un empleo o empresa propia y en su vida personal.

Estas personas cuando llegan a la edad de 30 años, empiezan a sentir que las cosas no les salen como quisieran y pueden experimentar sentimientos de frustración y fracaso, lo ideal es que al terminar una carrera los jóvenes hagan un autoanálisis (con el fin de conocer sus deseos y sueños) para fijar metas y objetivos. Que irán modificando y agregando más al ir creciendo en su desarrollo personal.

Cuando la lluvia de los problemas (dinero, comida, diversión, ropa limpia, enfermedad, etc.) azota tu cuerpo, ¿corres a protegerte bajo las alas de papi y mami?

Si este es tu caso tienes dos opciones:

nido

Si quieres dejar que tus padres sean tu banco personalizado y tener un desarrollo personal pleno, levántate del sillón, arréglate el cabello, prepara tu proyecto laboral y demuestra que no eres un profesional en el nido.