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En 1910 la Revolución Mexicana se hacía presente, con esto el país vería uno de los sucesos de mayor importancia en su historia. Es justo en esta época, en que una mujer de nombre Valentina Ramírez Avitia irrumpiría en las filas revolucionarias para convertirse en una leyenda. Ramírez Avitia incursionó en el movimiento armado con una destacada participación que le valió el nombramiento de teniente en las fuerzas carrancistas. Tiempo después, esta mujer, que luchaba vestida de hombre y con carabina en mano, sería un referente e inspiración en corridos, películas y, claro, también en la gastronomía mexicana, prueba de ello: la Salsa Valentina.
Valentina Ramírez Avitia irrumpiría en las filas revolucionarias para convertirse en una leyenda.
Nacida en el pueblo de Tamazula de Gordiano, Jalisco, la famosa Salsa Valentina ha sido el condimento perfecto para todo tipo de antojitos y forma parte de nuestra cultura y de una tradición. Pero, ¿cómo se crea este producto que ahora se exporta en lugares como España y China? Todo nos remonta hasta los años 60s cuando Manuel Maciel Méndez, de oficio refresquero, busca otra alternativa de subsistencia ya que su negocio había quebrado. Su opción fue recurrir al arte culinario de la región, en especial a sus salsas. Con una receta de su familia y un envasado peculiar, crea entonces la Salsa Tamazula, antecesora de lo que sería más adelante la famosa Valentina. Ya establecido en la ciudad de Guadalajara, don Maciel Méndez se dedica a vender su producto, y tal fue la aceptación y demanda, que años más tarde sacaría a la luz la Salsa Valentina, cuyo nombre fue inspirado en la teniente revolucionaria.
Hoy en día, además de repartirse en todo el país, en envases de distintos tamaños y presentaciones, la Salsa Valentina llega a Estados Unidos y Canadá, además de Sudamérica, Europa y Asia. Sin duda México tiene muchos rostros y sabores, uno de ellos lo puedes encontrar en sus salsas. Atrévete y pruébalas. æ
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