En un principio, la industria de la cinematografía estaba regida por la  Motion Pictures Patents, que dirigía Thomas Alva Edison, esta organización regulaba y cobraba impuestos muy altos para la producción y exhibición de películas.

Los productores y directores que estaban en desacuerdo de este desventajoso monopolio decidieron organizarse en la  Independent Motion Picture Distributing and Sales, esto fue por ahí de los años veinte. Así surge el cine independiente.

En nuestros días el cine independiente es una alternativa para rodar películas que los estudios de cine no aceptan, por lo que son producciones poco convencionales y muchas veces atrevidas, pues muestran visiones diferentes a las comerciales. En México el cine independiente nace en la década de los años sesenta y se consolida con el Primer Concurso de Cine Experimental de largometraje en 1965.

Desde el año pasado la Cineteca Nacional organiza la Semana de cine mexicano independiente, en la que se exhiben largometrajes nacionales en diferentes ciudades extranjeras y de nuestro país. Este año fueron presentadas nueve producciones, entre las que está  Fogo de Yulene Olaizola que fue galardonado en el Riviera Maya Film Festival  2012 y también participó en el 65 Festival Internacional de Cine de Cannes. Además, destacan  Mi vida en minúscula de Hatuey Viveros, Mosca de Bulmaro Osornio y Buscando a Larisa de Andrés Pardo.

Apoyar al cine mexicano es adentrarse a las miles de ventanas que retratan nuestra realidad

Si tienes una historia que contar puedes llevarla a la pantalla grande con la ayuda de alguno de los apoyos al cine mexicano, como las becas para Artes Audiovisuales de la Fundación Rockefeller o las becas Fulbright-García Robles para estudiar un postgrado en Cine en el extranjero. También puedes acercarte al Instituto Mexicano de Cinematografía que cuenta con varios apoyos para el cine experimental y de valor cultural. Que tu visión de la realidad no se quede en tus libretas.

¡Produce cine, produce arte!