En los últimos años, la obesidad infantil se ha convertido en uno de los mayores problemas de salud pública en México, llegando al grado de pandemia y ocupando el primer lugar a nivel mundial según las cifras de la ONU. las complicaciones médicas para quienes la padecen pueden ser realmente alarmantes.

La obesidad, actualmente es considerada una enfermedad causada por los malos hábitos alimenticios y caracterizada por la acumulación de tejido graso corporal. Comúnmente ocurre tras la ingesta excesiva y persistente de alimentos procesados, con altos contenidos calóricos y carbohidratos, aunado al sedentarismo o gasto energético pobre. No existe una cantidad exacta de comida que deban consumir todos los niños, ya que cada uno tiene diferentes necesidades y gustos, lo que sí es importante es evitar el exceso y obligarlos a comer de más cuando ya saciaron su apetito.

En realidad, la obesidad y el sobrepeso están ligados íntimamente con el estilo de vida familiar, la genética, problemas emocionales o psicológicos, la combinación y forma de preparar nuestros alimentos. Esto último incluye un exceso de alimentos grasos o con gran contenido en carbohidratos y azúcares, o con muchos condimentos, y la falta de alimentos con fibra como frutas y verduras.

Para muchos padres que trabajan y tienen muchas ocupaciones durante el día, los alimentos chatarra con exceso de grasa, condimentos y de bajo valor nutritivo, tales como panes, galletas, pastas, dulces y refrescos, se han convertido en una opción de fácil acceso, pues lo que desean es saciar de forma rápida el hambre de sus hijos, pero pierden de vista los contenidos nutrimentales necesarios para un adecuado desarrollo. Quizá a esto se deba que el problema de obesidad infantil haya aumentado a pasos agigantados en los últimos 20 años.

Otro aspecto fundamental para el desarrollo de esta enfermedad es el sedentarismo, cada vez más las actividades de muchos niños se van reduciendo a ver televisión, jugar en la computadora o a los videojuegos que, por supuesto, van acompañadas por golosinas y refrescos.

MÉXICO

El Instituto Nacional de Salud Pública, desde la publicación de su Encuesta de Salud y Nutrición de 2006 (ENSANUT 2006), ha dado voz de alarma acerca del incremento dramático que han tenido las tasas de sobrepeso y obesidad en México, ya que 70 por ciento de los adultos mexicanos la padecen. Este incremento se ha agravado en niños en edad escolar, aumentando de 18.4 por ciento en 1999 a 26.2 por ciento en 2006, es decir, a razón de 1.1 porcentual por año. 

También es cierto que para muchas familias, el tener un hijo gordito y lleno de pliegues ha sido considerado una señal de que el niño está fuerte y lleno de salud. Pero los expertos en nutrición infantil no piensan igual, lo que importa no es que el niño esté gordo o delgado. Lo que interesa en realidad es que el niño esté sano. Cabe mencionar que los problemas de sobrepeso en el niño, por lo general, se arrastran hasta la vida adulta y no es sólo un estado transitorio e inherente a los primeros años de vida como solemos pensar.

Por otro lado, las consecuencias físicas, metabólicas, psicológicas y sociales de todos estos niños comprometen su desarrollo como Ser persona, pues el impacto no sólo es a nivel físico, sino dentro de la esfera emocional, social e intelectual.

Complicaciones médicas

Se pueden diagnosticar problemas como diabetes tipo 2, trastornos cardiacos, niveles altos de colesterol, problemas con los huesos y articulaciones, alteraciones en el sueño, disturbios hepáticos, problemas cutáneos, respiratorios, madurez prematura. Las niñas obesas pueden entrar antes en la pubertad, tener ciclos menstruales irregulares. Alteraciones ortopédicas por sobrecarga de las articulaciones de la columna, la cadera, las rodillas, los tobillos y el arco del pie, defectos de postura y pérdida de la verticalidad de la columna vertebral. Enfermedades irritativas de los pliegues cutáneos de axilas e ingles, altamente susceptibles a infecciones por hongos como consecuencia de la sudoración profusa que caracteriza al exceso de grasa corporal.

Efectos Psicológicos

Lo que comienza con dificultades para desarrollar algún deporte u otro ejercicio físico, debido a la dificultad para respirar y al cansancio, va convirtiéndose en motivo de bromas, intimidación, o el rechazo por parte de sus iguales. Los niños obesos son marginados por el aspecto que tienen, y todo ese cuadro se complica cuando la autoestima comienza a disminuir. Este impacto negativo sobre la psiquis del niño le acompañará permanentemente y formará su personalidad en relación al hecho de ser obeso.

En el peor de los casos y sin atención especializada, esta salud emocional del niño, también puede comprometerse con la aparición de trastornos mentales serios como la bulimia, anorexia, depresión, ansiedad, o llevarles a tener hábitos extremos como el consumo de drogas y otras sustancias nocivas en pro de disminuir su peso. Actualmente la sociedad impone un modelo ideal en el cual las personas deben ser delgadas y toda persona que no encaje en este modelo seguramente se sentirá afectada por ello. En el caso de los niños, jóvenes y adolescentes, es muy probable que sus compañeros de colegio se lo hagan notar y los dejen de lado por el simple hecho de “ser gordos”. Consecuentemente les costará establecer vínculos y se sentirá menospreciado, de esta manera, termina aislándose de los demás. Poco a poco, la niña o niño empezará a sentirse como si realmente valiera menos que los demás. Su autoestima se reducirá y le afectará en todos los aspectos de su vida.

En resumen, los efectos psicológicos y emocionales que más frecuentemente sufren los niños con obesidad son: baja autoestima, depresión, ansiedad, inestabilidad emocional, dificultad para relacionarse con otras personas y niños, trastornos de la alimentación, actitudes antisociales, percepción distorsionada de sí mismo, se considera incluso que un posible efecto psicológico pueden ser las ideas suicidas.

Para prevenir la obesidad en los niños y niñas se recomienda:

Preparar un desayuno y comida que incluyan alimentos de los tres grupos, para que tengan energía, proteínas, vitaminas y minerales que les permitan crecer sanos y fuertes.

Cenar ligero.

Servirles cantidades adecuadas a su edad y evitar la repetición. En familias con padres obesos, suelen servir mucha cantidad de comida para los niños.

Impedir que coman alimentos chatarra en lugar de comidas completas.

Comer despacio, a una hora determinada y masticando bien los alimentos. Comer de prisa a veces ocasiona que se quiera comer de más.

Poner en su almuerzo escolar frutas y verduras crudas, como zanahoria o pepinos, jugo de frutas no enlatados, con pocas calorías o agua simple, un sándwich que contenga verduras, además de las carnes frías.

Evitar el consumo excesivo de fritangas o alimentos fritos.

Controlar el consumo de dulces antes o durante las comidas.