En la vida de un espía nada es normal, hechos tan simples pueden contener datos que ponen en riesgo o le ayudan a cumplir su misión: Un ciclista reparando la cadena de su bicicleta, ¿un accidente o una señal para entrar en acción?; la señora que pasea a sus perros, ¿rutina o estudia al enemigo?; trabajadores arreglando las líneas telefónicas, ¿las compondrán o las intervendrán?.

Son pocos los reclutas en el mundo que pueden combinar todas las cualidades necesarias para llegar a ser un espía: carismático, inteligente, audaz, perceptivo, sigiloso, seductor, con memoria casi fotográfica y capaz de infiltrarse entre el enemigo. Encubiertos bajo el manto del engaño sustraen valiosa información que puede cambiar el destino del planeta.

El espionaje existe desde épocas bíblicas: Sansón fue traicionado por Dalila, que filtró la valiosa información a los filisteos, enemigos del héroe.

Es un juego de azar donde la apuesta menor es la vida propia, las más famosas agencias de espionaje son la CIA y la KGB, que entraron en un duelo de titanes durante la Guerra Fría, cuando los espías rusos consiguieron el secreto de la bomba atómica. Para espiar a sus adversarios la inteligencia norteamericana planeó la Operación Gatito Acústico en la que se invirtieron 15 millones de dólares y transcurrieron 5 años para entrenar a un gato al que le introdujeron un micrófono, mismo que murió atropellado minutos después de iniciada la fallida misión.

Son exorbitantes las sumas de dinero que perciben los espías para realizar su labor, en la cual el soborno, el chantaje y la traición, son sólo el día a día. En este oficio cosas extraordinarias ocurren en el más absoluto secreto. La tecnología del espionaje evoluciona con el transcurrir de los tiempos, pasó de palomas mensajeras en la Primera Guerra Mundial a los actuales satélites y microcámaras.

Hoy los espías trabajan en células, donde operan miembros multidisciplinarios, de los que destacan los hackers y los agentes operativos. Tal vez el mejor agente de la historia es Sidney Reilly, se sabe que este super espía filtró información de por lo menos cuatro países a la agencia de inteligencia inglesa. Su vida estuvo llena de aventuras extraordinarias que sirvieron de inspiración a Ian Fleming para crear al personaje 007.