Su infancia y parte de su adolescencia la vivió en Comitán y en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Posteriormente emigró a la Ciudad de México donde, en 1950, se graduó como maestra en filosofía por la UNAM. A principios de los años cincuenta realizó estudios de estética y estilística en la Universidad de Madrid. A su regreso de Europa impartió cursos en universidades mexicanas y estadounidenses.

El mundo de Rosario Castellanos estuvo cifrado por el feminismo, reflejando en sus poesías y ensayos la condición femenina de muchas mujeres, es por ello que su vida fue como espejo de las mujeres de su tiempo mediante la expresión de la dualidad aceptación-resistencia de lo regido por la figura ideal y del universo de lo inmediato.

Era la época en que la literatura seguía signada por la obra del hombre, por lo masculino. Frente a ello, la autora buscaba una forma distinta de existir como mujer.

Durante veintiséis años, Rosario dedicó su vida a crear una obra que la expresara de cuerpo entero, y que al describirla fuese una especie de registro del mundo en el que le tocó vivir; lo femenino en su obra es un tema circular.

Cultivó todos los géneros, especialmente la poesía, la narrativa y el ensayo, colaboró con cuentos, poemas, crítica literaria y artículos de diversa índole en los suplementos culturales de los principales diarios del país y en revistas especializadas de México y del extranjero.

“No es que el poeta busque la soledad, es que la encuentra”

Durante los casi diez años de su escritura sólo publicó poesía; sin embargo, en 1957 publicó su primer novela Balún Canán, el mundo indígena desde la perspectiva infantil, misma que ha sido reeditada en innumerables ocasiones y traducida a muchas lenguas; esta novela junto con Ciudad Real, publicada en 1960, que refleja la coexistencia entre indígenas y blancos y su primer libro de cuentos Oficio de Tinieblas (trata sobre el levantamiento de los indios chamulas en San Cristóbal en 1867), forman la trilogía indígena más importante de la narrativa mexicana del siglo XX.

Por otra parte, Los convidados de Agosto (1964), su segundo libro de relatos, recrea los prejuicios de la clase media provinciana de su estado natal y Álbum de Familia (1971) aborda la clase media urbana. En 1972, Rosario Castellanos reunió su obra en el volumen titulado Poesía no Eres Tú.

Desde 1950, año en que publicara su tesis sobre Cultura Femenina, no dejó nunca de incursionar en el ensayo. En vida publicó cinco volúmenes y después de su muerte se publicaron otros tres; Juicios Sumarios (1966), Mujer que Sabe Latín (1973) y El Mar y sus Pescaditos (1975). De toda su obra, incluyendo su segundo volumen de teatro El Eterno Femenino (1975), se desprende una clara conciencia del problema que significó, para su autora, la doble condición de ser mujer y mexicana.

Radicó un tiempo en Chiapas, durante el cual fue promotora cultural del Instituto Chiapaneco de la Cultura y el Instituto Nacional Indigenista, directora de un grupo de teatro tzeltal-tzotzil, directora de Información y Prensa de la UNAM, secretaria del Pen Club (asociación de escritores a nivel mundial, con sede en París).

Rosario Castellanos radicó en Israel desde su nombramiento como embajadora de México en ese país, donde destacó también como catedrática de la Universidad Hebrea de Jerusalén, hasta su muerte, acaecida en Tel Aviv el 7 de agosto de 1974. Una descarga eléctrica acabó con su vida; sus restos, por órdenes del Presidente Luis Echeverría, serían sepultados en la Rotonda de los Hombres Ilustres, en la Ciudad de México.

Rosario Castellanos siempre se manifestó como una intelectual que se encontraba en la primera línea de un frente contra la discriminación, la inferiorización y la desigualdad de relaciones y derechos que corresponden a la mujer.

“Matamos lo que amamos. Lo demás no ha estado vivo nunca”. No, no es la solución tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoi ni apurar el arsénico de Madame Bovary ni aguardar en los páramos de Ávila la visita del ángel con venablo antes de liarse el manto a la cabeza y comenzar a actuar. Ni concluir las leyes geométricas contando las vigas de la celda de castigo como lo hizo Sor Juana. No es la solución escribir mientras llegan las visitas, en la sala de estar de la familia Austen ni encerrarse en el ático de alguna residencia de la Nueva Inglaterra y soñar con la Biblia de los Dickinson, debajo de una almohada de soltera. Debe haber otro modo que no se llame Safo ni Mesalina ni María Egipciaca ni Magdalena ni Clemencia Isaura. Otro modo de ser humano y libre. Otro modo de ser. “Meditación en el umbral” (fragmento)

Nombre del personaje: Rosario Castellanos Figueroa Fecha de nacimiento: 25 mayo 1925 Origen: México, D.F.  Actividad: Escritora.