Sí, @cepto

En el tiempo de la canica, no perdón, que diga en las primeras décadas del siglo pasado, enamorar era todo un arte: chavas y chavos esperaban los bailes para poder conocer a su futura pareja, los chicos (porque no era bien visto que las chicas fueran aventadas) pedían permiso a sus futuros suegros para empezar a cortejar a la joven, tener un chaperón, recibir cartas, pañuelos bordados, serenatas y de más, hoy son sólo lindos recuerdos de nuestros viejos.

Si hay algo seguro en la historia, es que todo cambia, se adapta o desaparece. Sí, todo, hasta la forma […]