Por: Carla Grajales Zenteno | Presidenta de PROCAN, A.C.

Protección y Cuidado Animal, A.C. FACEBOOK: Procan AC

Una mascota es un compañero de vida y de juegos. Incluso se ha comprobado que el tener mascotas es bueno para la salud: la depresión es menos frecuente en quienes tienen algún animal como compañero.

Cuando hablamos de mascotas, solemos referirnos a su tipo, raza, color, carácter, belleza e infinidad de otras características. No obstante, un tema que inevitablemente tendremos que tocar es el del duelo por su pérdida: para muchos seres humanos su primera experiencia real de muerte ocurre en la infancia, cuando se les muere una mascota.

Los animales realizan muchas tareas para los humanos y los lazos afectivos que se forman entre ellos pueden llegar a ser muy fuertes. Estos estrechos lazos se asocian especialmente a perros y gatos, pero de hecho, todas las mascotas, desde los caballos hasta los hámsters, los pájaros y los peces, pueden despertar fuertes sentimientos de apego. Por eso, muchas personas se sorprenden ante la profundidad de los sentimientos que experimentan ante la muerte de su mascota. La verdad es que es más que una compañía, es un miembro valioso de la familia y una parte de su vida diaria.

La pérdida de una mascota puede ser devastadora para un adulto mayor y es fácil que caiga en la absoluta tristeza. Muchos, particularmente aquellos que viven solos, establecen profundos lazos emocionales con sus mascotas y pueden experimentar un sentimiento de pérdida significativo cuando éstas mueren.

Después de la muerte de una mascota, es probable que se experimente un amplio espectro de emociones, desde incredulidad, dolor, rabia, culpa y ansiedad hasta, finalmente, aceptación. Es normal sentirse deprimido y hasta físicamente indispuesto los días posteriores al fallecimiento de su mascota. Los síntomas de depresión que probablemente lleguen a sentirse incluyen llanto, falta de interés, trastornos del sueño, pérdida del apetito, sentimientos de desesperación y sensación de abandono, dolores de cabeza y fatiga. Algunas personas incluso pueden llegar a experimentar algún grado de desorientación durante su duelo y no es raro para algunos el imaginar que pueden escuchar a sus mascotas haciendo ruido en la casa, o sentir su toque en sus manos o piernas.

El duelo en los niños

Cuando la mascota muere, la respuesta del niño dependerá no sólo de la fuerza del lazo emocional entre ellos, sino también de la edad del niño y de la manera en la que se maneja la pérdida.

Los niños pueden pasar por varias fases: al principio, puede que no sientan nada porque no han asimilado la noticia o la niegan. En ocasiones, sus amigos pueden decirles “bueno, puedes comprar otra mascota” y esto trae alivio temporal, aunque muchos niños no aceptan de igual manera a otro animal porque saben que no será como antes. Luego, es normal que venga la tristeza y otras emociones como la culpa, el enojo, y la depresión.

Es natural que se intente proteger a los hijos de las situaciones adversas y dolorosas. Sin embargo, muchos adultos se sorprenden al ver lo bien que los niños asumen estas experiencias, sobre todo cuando se les dan explicaciones claras y honestas y se les permite expresar su dolor.

¿QUÉ SE HACE CUANDO UNA MASCOTA MUERE?

La realidad en nuestro Estado, es que no hay lineamientos para enterrar a nuestras mascotas, mas cuando es un gato o un perro (por el tamaño), pero lo que se recomienda es preguntarle a su médico veterinario de cabecera, seguramente le orientará correctamente. Sin embargo el enterrarlo es la mejor opción y no tirarlo en algún terreno, a lado de la carretera o simplemente dárselos a los de la basura.

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