De piedras y palos a smartphones y tablets

“A  la rueda, rueda de San Miguel, San Miguel, todos cargan su caja de miel, a lo maduro, a lo seguro, que se voltee …” ¿Te suena esta ronda?, ¿Tú también fuiste una estatua de marfil?, ¿Tuviste una muñeca de trapo o un colorido carrito de madera?, ¿Jugabas al escondite, a la casita, a la comidita, al avioncito (rayuela), a las canicas o hacías gallitos con corcholatas y cáñamo?

Hoy parece ser que los pilares de Doña Blanca se han convertido en el marco blanco del iPad; “Chiras, no pelonas, cuidado con la cuarta … cachetito muere, ojo de águila, te quité la matona,” son voces lejanas en la neblina del la memoria; el trompo, el yoyo y el balero han pasado de juguetes a artesanías. Todo esto nos hace preguntarnos y ahora ¿A qué juegan los niños? y ¿cuáles son sus juguetes?

El entretenimiento de las nuevas generaciones está en los videojuegos y en los juegos de celulares, iPads, computadoras, y demás; atrás quedaron los tiempos cuando un objeto podía convertirse en cualquier cosa: la imaginación transformaba palos en espadas, cajas en casas, botes en pelotas y piedras en porterías. Los niños ya no quieren participar en actividades lúdicas, se encierran en una pantalla rectangular, se creó una forma de entretenimiento individual.

Hoy parece ser que los juegos están más estructurados y con reglas preestablecidas, las cascaritas callejeras se convirtieron en centros deportivos con reglas muy marcadas, además existen muñecos para cada situación (enfermeras, veterinarias, estrellas de rock, princesas, figuras de acción con misiones específicas, etc.). Con lo anterior se pierde el estímulo de la imaginación porque ya te dicen cómo jugar, no tienes el reto de inventar tus propias reglas y que el séquito de niños las respete en conjunto; además la creatividad se mina porque dejan de inventar sus propias historias para sus muñecos.

Es muy importante el ejercicio de la imaginación, y la razón del por qué hacer capiruchasos (para las nuevas generaciones tan curioso vocablo se refiera a volver a caer en el mismo punto) en esta idea te la contamos a continuación.

En los primeros cinco años de vida de los chiquitines se desenvuelven en ellos las capacidades intelectuales, físicas y emotivas; además de que desarrollan conexiones cerebrales. Las células de su cerebro están enviando y recibiendo señales o impulsos eléctricos, que con la ayuda de sustancias químicas crean conexiones, éstas serán las que usará durante toda su vida.

Al realizar repeticiones estas conexiones se convierten en redes, que son las que nos permiten aprender y pensar. Cuando motivas al niño que utilice la imaginación estás motivando a que materialice sus conexiones de imaginación. Una conexión que se emplea constantemente se vuelve permanente, y una que pocas o nulas veces se usa, tal vez no sobreviva.

No caigas en el exceso, porque si eres un papá helicóptero que le resuelves todos los problemas a tu hijo lo puedes hacer un inútil.

Cuando los niños crean historias como jugar a la casita y se inventan diálogos mientras se divierten escenificando a la mamá y al papá desarrollan habilidades verbales. También en esta improvisación teatral infantil cultivan la forma de expresar sus emociones, al fingir alegría, miedo, tristeza, etc.

Antes las reglas que los enanos inventaban en sus juegos y las leyes de la física aplicadas en los juguetes ayudaban a los niños en el manejo de la frustración. El pequeño comprendía que no podían conseguir ni hacer todo lo que quisiera: si sus deseos van contra las normas su petición era denegada, también comprendían que sus juguetes no pueden hacer todo lo que ellos quisieran, como por ejemplo intentar que su carrito de diez centímetros lo transporte a la tiendita. Con esto el niño aprende a desarrollar mecanismos de aceptación que le ayudarán en su vida adulta a manejar la frustración.

Es hora de reflexionar sobre ¿Qué pasa con las generaciones que crecen sin “límites” aparentes, en donde pueden realizar casi todo de forma virtual? Sus horas de “ocio” son más que eso, son el tiempo en que mediante el recreo los niños tengan una estimulación intelectual y desarrollen su seguridad y autoestima. Los chamacos que trabajaron con su imaginación cuando crecen tienen mejores capacidades para resolver problemas.

Hoy, los niños a los 10 años ya no quieren que les regales juguetes, desean una computadora, una laptop, un iPad, una consola de videojuegos, un celular, etc., se encierran en un mundo digital en donde dejan de interactuar personalmente con los demás pequeños, ya no quieren salir de casa para jugar con los amigos de la cuadra, ni a los parques, con esto pierden la oportunidad de reforzar sus habilidades de convivencia y comunicación, olvidándose también de lo colectivo.

La marca de un juguete no precisa necesariamente los beneficios al pequeño, también se siente perdida la inocencia de un niño al revolcarse en el lodo o hacer casas de campaña con sábanas, ¿acaso la tecnología hizo que los niños perdieran esa chispa de innovación y que sus sonrisas estén conectadas al control remoto de la televisión? El exceso de videojuegos fomenta un  sentido negativo de competencia, con los juegos en los que te revolcabas, gritabas, corrías, reías, si ganabas o perdías no pasaba nada, porque el simple proceso del juego era una diversión.

Si eres padre de familia pregúntate: ¿Construiste un papalote con tu niño para pasar tiempo juntos, tener una mayor comunicación y acercarte a él?, o ¿le descargaste una aplicación o juego en tu celular para que esté entretenido? Cuando los niños salían a jugar en la cuadra encontraban a su mejor amigo, hoy encerrados en casa en su cuarto su confidente es un aparato electrónico.

La experta en Ciencias de la Educación de la Federación Latinoamericana de Ludotecas,  Hilda Cañeque, dice que “el gran problema aparece cuando la tecnología se presenta sin orden”, y ciertamente, la solución para  que las cosas marchen bien en tus niños, la posees tú.: Eres el responsable de elegir entre comprarle un PlayStation o una bicicleta.

Los vocabularios han cambiado tanto que los padres escuchan a sus niños y piensan que hablan en ruso o un lenguaje extraterrestre. No dejes que tu hijo se convierta en un zombi electrónico, debes acercarte a tu pequeño, jugar con él, conversar sobre sus juguetes,  no únicamente debes estar al pendiente de su educación en la escuela, sino también fomentar una diversión sana, positiva e intelectual.

No queda más que decirles que: “Acitrón de un fandango sango, sango, sabare, sabare que va pasando con su triki, triki, tra …”

NO SE TRATA DE TENER JUGUETES: Hoy los niños acumulan juguetes sin sentido, los tienen de sobra, ni los quieren ni los cuidan, no les tienen ningún apego a los mismos, así que mídete y analiza bien cuales son los adecuados.

LA IMAGINACIÓN ES LO QUE CUENTA: Antes el no tener más que una pelota de trapo o una lata hacía que los niños fueran mucho más creativos e imaginativos.